Editorial

24/abril/2024

 

Y es que se ha confundido mucho hacer política con inquina y mala fe; el cuestionamiento no es en busca de una repuesta que justifique la forma, sino para causar dolo, y eso se llama animadversión que en éste país causa también polarización entre la población, algo que lleva ya cinco años.

 

Podemos citar el último caso: el nuevo sistema de pensiones, que deroga los aprobados por Zedillo y Calderón, que agraviaba a los jubilados luego de haber trabajado 30 años, pues del cien por ciento de su salario, empezaban a contar entre el 25 y 40 por ciento.

 

Toda una infamia.

 

Y pese a ello, y a la propuesta de que los recursos no solicitados en manos de las Afores –que los han estado jineteando por dos décadas-, pasen al IMSS para financiarlos y den rendimiento para emparejar pensiones, sobre todo los que –también por dos décadas, han cobrado pensiones de miseria para beneplácito.

 

¿de quién?¿A quiénes benefició que las pensiones se redujeran al máximo?

 

A los trabajadores no. Por el contrario, su calidad de vida en la medida del avance de la edad, se depreció.

 

¿Es humano o mezquino?

 

Y todavía la falta de sensibilidad en la oposición, motivo que, nuevamente, por llevar la contra de facto, se opusieran a la aprobación de dicho sistema de pensiones cuya minuta pasa aun al senado, en dónde también deberá ser aprobado para entrar en vigencia.

 

Vigencia que debe ser necesaria para los ya, jubilados en tercera edad.