¿Gepetto, eres tú? Ballena se traga a un hombre y él sobrevive

30/agosto/2021

 

Agencias

Esto no es un cuento ni se trata de una adaptación a la historia de Pinocho; una ballena se tragó a un hombre, pero al no poderlo llevar más allá de su boca, lo escupió.

El nombre del sujeto que vivió esta aterradora experiencia es Michael Packard, un buzo de Massachusetts que experimentó en carne propia lo que Gepetto, el padre de Pinocho, sufrió.

¿Cómo fue que una ballena de tragó a ese hombre? A principios de junio de este año Packard se encontrada buceando a unos dos o tres metros de profundidad en las costas de Cape Cod.

Sin embargo, de un momento a otro sintió que el mar comenzó a agitarse y lo arrastró a una profundidad más honda. Sin entender muy bien qué pasaba, el hombre sintió un fuerte golpe y de pronto todo se volvió oscuridad.

“Le palpé la boca y me di cuenta de que no tenía dientes… en ese momento pensé: ‘Dios mío, estoy en la boca de una ballena y está tratando de tragarme’”, declaró Michael Packard.

“Esto es todo, voy a morir”, pensó. De acuerdo con sus palabras, el hombre sentía cómo se movían los músculos de la boca de la ballena al intentar tragarlo.

A pesar de que el panorama era muy desolador, ese aterrador capítulo duró sólo unos 40 segundos. La ballena no logró hacer que el hombre pasara de su boca a la garganta y prefirió escupirlo.

Michael Packard sobrevivió al intento de ser tragado por una ballena jorobada, aunque salió del mar con varios golpes que lo obligaron a recibir atención médica en un hospital.

¿Qué come una ballena? Aunque el tamaño de una ballena pueda hacernos creer que es capaz de comer todo lo que se encuentra a su paso, la realidad es muy distinta.

Las ballenas tienen una garganta muy pequeña que no permite el paso de animales u objetos más grandes que un puño humano. Su alimentación consta de peces pequeños y organismos marítimos como el plancton.

Para no ahogarse, la boca de la ballena está llena de estructuras similares a un cepillo que sirve para filtrar la comida. Aquello que cabe en esos “cepillos” llega a su garganta listo para ser tragado, y lo que no, se expulsa de su boca.