Octavio Islas/EL UNIVERSAL
En los días recientes, Donald Trump, el hombre más poderoso del mundo, y Elon Musk, el más rico, se han empeñado en ofrecer un espectáculo verdaderamente lamentable a la opinión pública internacional.
Hace apenas una semana, el distanciamiento entre ambos personajes ya resultaba evidente.
El domingo 25 de mayo, en el espacio informativo de “CBS Sunday Morning”, Musk, quien todavía se desempeñaba como el principal responsable de DOGE -el Departamento de Eficiencia Gubernamental-, afirmó sentirse “francamente decepcionado por el proyecto de ley de gasto” que había presentado el presidente Trump. Pocos días después, Musk presentó su renuncia.
La incontinencia verbal es siempre una mala consejera, y representa un atributo inconfundible en ambos personajes. Así, durante la semana en curso se desató entre ellos una penosa guerra de declaraciones, la cual se elevó a temas personales.
El jueves 5 de junio, Trump criticó los cuestionamientos que ha vertido Musk a su plan fiscal. El mandatario afirmó sentirse tan decepcionado como sorprendido, debido a que Musk -así afirmó- “conocía con anticipación el proyecto fiscal”.
Trump además amenazó con cancelar los contratos de Elon Musk, y “ahorrar dinero al Gobierno de Estados Unidos”. En Truth Social, su red sociodigital, el presidente de Estados Unidos señaló:
“Elon estaba perdiendo el control. Le pedí que se retirara, le quité su mandato de vehículos eléctricos, que obligaba a todos a comprar autos eléctricos que nadie más quería, ¡y simplemente enloqueció!”.
En respuesta, Musk, CEO de Tesla, SpaceX, NeuraLink, y X, afirmó que, de no ser por la ayuda que había brindado al candidato republicano, Trump hubiese perdido las elecciones presidenciales.
Musk aprovechó la oportunidad para criticar una vez más el plan fiscal del presidente Trump:
“Este proyecto de ley de gastos del Congreso, masivo, escandaloso y desmesurado, es una abominación repugnante. Debería darles vergüenza a quienes votaron a favor”.
Y, para rematar, el magnate sudafricano publicó el siguiente mensaje en X:
“Es hora de lanzar la gran bomba: Donald Trump está en los archivos de Epstein. Esa es la verdadera razón por la que no se han hecho públicos. ¡Que tengas un buen día, DJT!”.
No conforme con todo lo anterior, Musk también publicó videos de una fiesta celebrada en 1992, en alguna de las propiedades del empresario Jeffrey Epstein, los cuales incluyen imágenes de Donald Trump y Jeffrey Epstein, departiendo en amena convivencia.
Jeffrey Epstein, quien mantenía estrechas relaciones con la élite de poderosos políticos e inversionistas estadounidenses, fue detenido por dirigir una red de prostitución de menores y diversos delitos sexuales.
Acorralado por el sistema de justicia, el 10 de agosto de 2019 se registró el suicidio de Epstein: amaneció ahorcado en la celda que ocupaba en el Centro Correccional Metropolitano, en Manhattan.
Epstein había instalado cámaras ocultas en algunas de sus propiedades para registrar los encuentros sexuales que sostenían algunos de sus invitados con la red de menores de edad que él controlaba.
Los comprometedores videos que, además registraron el abuso de “drogas recreativas”, fueron guardados por Epstein en una caja fuerte en su mansión en Nueva York.
Las acciones de las empresas emblemáticas en el imperio de Trump han resentido una fuerte sacudida en su valor accionario.
Durante su segundo mandato, Donald Trump se ha dedicado a coleccionar enemigos. Quien era su principal aliado -Elon Musk-, se ha convertido en uno de sus principales enemigos. Trump no puede subestimar a Musk. Musk debe temer la furia irracional de Trump.
Por ahora, quienes pretendían mediar en la fuerte batalla de declaraciones entre ambos personajes tendrán que esperar mejores días.
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