Luego de que un grupo de maestros de la CNTE realizaran actos vandálicos frente a la oficina de la Secretaría de Gobernación el miércoles, ayer otro grupo frente al edificio central del SNTE donde realizaron una manifestación de repudio al dirigente, abrieron las puertas, quemaron fotografías del líder sindical, papelería e inmobiliario, y prendieron un cuarto lleno de documentos, por lo que llegaron los bomberos para impedir que se extendiera el fuego en todo el edificio.
Luego los maestros –al parecer de Guerrero- determinaron el retiro de sus contingentes, rumbo al campamento que mantienen en el zócalo capitalino.
Dirigentes de la CETEG guerrerense, expusieron que se manifestaron contra el charrismo sindical, y para recordarles que los maestros que están en la sierra de esa entidad, ni colores y ni hijas tienen para dar a sus alumnos, mientras que en las oficinas del sindicato hay lujo y derroche.
Desde hace décadas las bases disidentes piden la democratización de su sindicato, que de siempre se desentiende de las peticiones de la CNTE aun sea para mejoría de la base magisterial nacional.
Pero eso es una cosa y otra caer en el vandalismo, pues un incidente mayor, podrían haber provocado un desastre que por fortuna controlaron los bomberos de la Ciudad de México, antes de que el fuego pudiera provocar mayores daños.
Obvio el sindicato magisterial va a demandar por daños al inmueble sindical, y en caso de prosperar ¿Se va a considerar como represión?
Y más si hay detenidos.
Pero es al calor de la protesta, en la que hay fracciones al interior de esa coordinadora bastante radicales, en tanto el gobierno federal reitera que hay una negociación, la que la disidencia desestima pues no se habla del tema principal que es de su interés: derogar la ley ISSSTE vigente desde 2007.
El paro, por lo tanto, se mantiene.