Editorial

3/mayo/2025

El mal de los mandatarios son los triunfalismos que le adjudican sus colaboradores, y desde luego las manipulaciones estadísticas y de popularidad en su momento, cuándo la percepción de la gente es otra.

 

Son los casos de estados vecinos: Tabasco y Campeche, entidades en las que el crimen organizado se montó en sus barbas.

 

No estaría mal contar con una especie de evaluadora que vaya midiendo el pulso popular, sobre el desempeño de cada área de gobierno, pues todo parece indicar que las auditoras internas no apuntan esos datos, aunque sí pueden advertir cuando algunas están trabajando mal, lo que no se percibió en la pasada administración, hasta ahora, en que se insinúa, no se acusa judicialmente, sobre desvío.

 

La nueva administración de Eduardo Ramírez le entra con todo para imponer el orden, como sucedió con el combate al crimen organizado, que celebró la gente que, también pedía a gritos que terminaran los abusos de terceros que bloqueaban carreteras o tomaban edificios con la gente dentro.

 

Eso era lo común, lo normal y había las veces que las fallas de la autoridad ya no hacían perder el asombro, menos si un “tránsito” pedía a una mujer conduciendo sola, detener el auto en despoblado, y como esas varias de los llamados abusos de autoridad, que son otra historia dentro de los índices de inseguridad que aún se viven, y en las que no puede intervenir el gobierno estatal, aunque sí hacer valer la denuncia judicial en contra de algún agente abusivo que hay bastantes y de a diario.

 

Por eso y otras evidentes causas, la percepción de la gente sobre seguridad municipal en Chiapas, es baja para la ciudadanía que dice que tanto se le teme tanto al ladrón como a los policías municipales, y eso se lo ganaron a pulso.

 

Así que los triunfalismos con cemento para las zonas de rodamiento son una cosa, la seguridad en las aceras, otra.