El día que todo empezó: la primera carrera de autos cumple 138 años

29/abril/2025

Agencias

El 28 de abril de 1887, Édouard Delamare-Deboutteville organizó la primera carrera de autos de la historia, en un mundo sin semáforos ni redes sociales, impulsando la movilidad moderna.

¿La parte más loca? Solo participó él. Literalmente: una carrera de uno. Una vibe muy yo contra el mundo, impulsada por el simple deseo de avanzar donde nunca nadie había pisado el acelerador.

Delamare-Deboutteville partió desde Neuilly-sur-Seine rumbo a Versalles a bordo de su rudimentario vehículo equipado con motor de combustión interna. No había safety car, ni banderas a cuadros, ni tribunas repletas de fans. Solo él y el polvo del camino, manejando una máquina que hoy nos parecería una carreta con esteroides.

El impacto de un viaje solitario

Puede sonar anecdótico, casi un pie de página perdido en la historia, pero sin ese primer trayecto solitario no existirían los domingos de Fórmula 1, las míticas 24 Horas de Le Mans, ni los drift kings que queman caucho en las calles de Tokyo.

Ese viaje silencioso plantó la semilla de un deporte que hoy mueve millones de personas, emociones y motores en todo el mundo. La semilla de la pasión automovilística nació de un solo hombre enfrentando el horizonte.

138 años después, celebramos a ese primer piloto que, sin rivales ni trofeos, demostró que a veces no necesitas competencia para empezar algo épico. Porque las grandes historias no siempre arrancan entre multitudes: a veces comienzan con una sola persona atreviéndose a acelerar hacia lo desconocido.

Paris-Rouen 1894: la primera carrera oficial

Ahora bien, afinando la lupa histórica, aunque el recorrido de Édouard Delamare-Deboutteville en 1887 es considerado uno de los primeros intentos de competencia automovilística, la primera carrera oficial llegó unos años después.

Fue en 1894, con el Paris-Rouen: Concours des Voitures sans Chevaux (Concurso de vehículos sin caballos), organizada por el periódico Le Petit Journal. Esta vez sí hubo competencia real: varios pioneros de la naciente industria automotriz se dieron cita, entre ellos los vehículos de Peugeot y Panhard & Levassor.

 

El recorrido, de aproximadamente 126 kilómetros, partía desde París hasta Rouen. El objetivo no era simplemente llegar primero, sino demostrar que esas nuevas máquinas podían ser seguras, fiables y prácticas para el ciudadano común.

La importancia de Delamare-Deboutteville en la historia

En cuanto a Delamare-Deboutteville, su historia tiene un matiz especial. Aunque su prototipo de 1884 —uno de los primeros impulsados por motor de gasolina— sufrió múltiples fallos mecánicos, su contribución al desarrollo temprano del motor de combustión interna en Francia fue esencial.

Trabajó en paralelo a Karl Benz en Alemania, luchando contra los mismos problemas de explosiones internas, fallos de transmisión y materiales poco confiables, en una carrera silenciosa por construir el primer automóvil funcional. Su lucha técnica definió un camino que cambiaría el mundo para siempre.

Su vehículo, aunque imperfecto, simboliza algo más grande que la velocidad: simboliza la voluntad de lanzarse a lo desconocido sin certezas, pero con una convicción inquebrantable.

El legado actual del automovilismo

Hoy, la industria del automovilismo deportivo genera más de 20 mil millones de dólares anuales a nivel global, según datos recientes de The Business Research Company (2024), con la Fórmula 1 como su máximo escaparate.

Pero todo empezó así: con un hombre, un camino, y una máquina que apenas sabía si llegaría a destino. Ese primer impulso de innovación marcó el inicio de una era.

Aquel día, Édouard Delamare-Deboutteville no solo condujo un vehículo: condujo la historia hacia el futuro.