Y es que tanto en Chihuahua como en Tamaulipas, se iniciaron las primeras deportaciones de la administración de Donald Trump, y por Ciudad Juárez fueron repatriados los primeros 56 mexicanos desde Estados Unidos, y en Matamoros un promedio de 120 personas también fueron expulsadas.
Solo que aquella meta de un millón anual, para terminar con la invasión latina a esa nación no se va a cumplir, pues ya hay quejas de que faltan manos en el acre gringo, en los oficios y apoyos de los prestadores de servicios, turismo, fabricas, en todos esos trabajos que, es cierto, no quieren hacer ni los negros.
Desde luego que las deportaciones diarias son de mexicanos, y al país entran los extranjeros que acepten ser deportados por la frontera norte, y son recibidos por personal del Instituto Nacional de Migración.
¿A qué todo esto?
A que la secretaria de seguridad de estados Unidos, Kristi Noem vino a México hace casi una semana y desde luego destacó más el tema narco que migratorio, pero pocos advirtieron que hay una referencia de Noem hacia la frontera sur de México, la que, desde luego, Estados Unidos desea que se refuerce y desde acá impedir la entrada los migrantes,
No va a pasar.
Al menos no se ha vuelto a hacer referencia de eso.