Tubo de ensayo

11/marzo/2025

 

René delios

Fue José López Portillo quien expresó la frase aquella que se hizo un clásico dentro del cinismo de la política mexicana “él es el orgullo de mí nepotismo”, para deslizar explicar el por qué su hijo, José Ramón, fue nombrado subsecretario de Programación y Presupuesto por el entonces titular de Hacienda, Miguel de la Madrid Hurtado, hecho que dicen le valió para que el de “la colina del perro”, lo nombrara a él, y no a Alfredo del Mazo, candidato del PRI a presidente de México.

Desde siempre los familiares cercanos de los Presidentes de la República son en un momento de su gobierno, cuestionados por las mercedes y privilegios de los que son rodeados, de manera directa o indirecta, en aras de congraciarse con el mandatario o mandataria en nuestro caso.

Obvio José Ramón fue contemplado en su momento como dentro de los posibles sucesores de su padre, y así desde esas alturas hasta las alcaldías, los hijos suceden a los padres, e incluso en los estados, en dónde familias como los Del Mazo, han sido por varias generaciones gobernadores del Edomex, y recién la morenista Delfina Gómez, terminó con esa oligarquía de medio siglo.

En Morena, igual: corren los rumores de que, Manuel López Beltrán trabaja por o para la sucesión desde ahora; qué va por la silla presidencial, con la desventaja de que, ni por asomo ese señor tiene el carisma fabuloso de su padre, la aceptación sin discusión que tenía su jefe ante el público, y entre esas, otras tantas referencias sobre sucesiones que se dan en cada estado del país, en dónde la gente está cansada de que, los mismos o sus familiares, se hereden el cargo, como pasó por varios trienio en Oxchuc, entre la alcaldesa María Gloria y su esposo Norberto, para que éste le entregara el poder de nuevo a su mujer.

Para evitar sucesos como esos que se dan por todo el país, la presidenta de México envío iniciativa de ley sobre nepotismo electoral, a aplicarse en 2027, pero su gente -no otra-, en el legislativo federal, se la cambió para 2030, por lo que en las del 2027, es decir en las federales intermedias en las que también habrá estatales para cambio de 15 gubernaturas y mil 329 ayuntamientos (solo 570 de Oaxaca), el padre podrá aún hacer lo necesario para que un hija o hijo lo suceda, como pasó recién en Jaltenango –cuya alcaldesa heredó a su hijo- o en Villaflores, en la que quien recibió el cargo fue la hija del alcalde.

 

Digo, porque en Chiapas hay caciquismo político, pero es con paridad, eso sí.

 

Ya van varios escándalos por el nepotismo y ya ni les importa que sea evidente lo fraguado, pues eso de prorrogar la iniciativa de la presidenta hasta el 2030 fue para beneficiar al PVEM y en concreto a su cofradía estatal de San Luis Potosí, pues una de sus senadoras es esposa del gobernador de esa entidad, y busca para 2027 no solo suceder a su esposo, sino seguir fraguando en la demarcación estatal, un feudo verde.

 

¿Y luego?

 

Y los morenos permitieron eso, a nombre de la democracia, desde luego –por esa es la consigna que se asigna-, mostrando desdén desde el senado primero y San Lázaro después, a estar a la altura de la gente que vota en confianza a su partido y a la que, como en los viejos tiempos según esto ya erradicados, imponen candidatos con la parafernalia esa de las encuestas morenistas, manipuladas sin duda, que es como se explica la llegada de muchos legisladores grises a las máximas tribunas de la nación, o a los cargos de gobierno, sobre todo alcaldías pues se pide la otra mandata: seis de seis o tres de tres en caso de elecciones a nivel estatal.

Se dice, se argumenta, que la ley a entrar en vigor en 2030, finalmente no afectaría a Manuel López Beltrán en caso de querer buscar la presidencia en esa fecha, pues ya abría un periodo de gobierno luego del de su padre, que es el que aplicará también para todos los cargos de elección popular, al que se dice, solo se podrá aspirar una vez más, previo periodo intermedio.

Pues ahí, varios protagonistas de todo eso, no faltaron a la primera fila que les correspondía como nomenclatura del partido en el poder en la Asamblea Informativa a la que convocó Sheinbaum el pasado domigo, y pues también son los que orquestaron o permitieron el que, se deslizará hasta el fin de la década la ley contra el nepotismo electoral de la presidenta, y pues luego del llamado desaire, se gestó un morbo mayúsculo en las redes sociales, y el hecho se expandió solo, más que las palabras presidenciales.

 

Así es esto del morbo político en las redes sociales.

 

Estaban en el grupo que le dio la espalda a la presidenta, Andrés Manuel López Beltrán, secretario general de Morena; la dirigente nacional del partido, Luisa María Alcalde; el líder de los diputados morenistas, Ricardo Monreal, y su homólogo en el Senado, Adán Augusto López, quien abrazaba con afecto a Manuel Velasco, con quien acordó para cambiar fechas de entrada en vigor de la iniciativa de Sheinbaum sobre nepotismo electoral, algo que por primera vez sucede dentro de la 4T, y sin ánimo de polemizar son dos de todo ese grupo al que se les opacó la foto, luego de que la presidenta siguió su paso, en un suceso político de mucha importancia para la titular del ejecutivo, que si no lo mancha, si le adhiere la idea de que algo no anda bien en la relación entre los mandos en el partido y sus coordinadores en las cámaras, con la doctora Claudia.