Tubo de ensayo

8/marzo/2025

René Delios

 

Hombre ejemplar ante y para la mujer no hay; idealizarnos como padre, como hermano, primo, ni tío ni al caso.

 

El que hable bien de sí, suena a vituperio, y lo digo porque he conocido -incluyéndome- ególatras, políticos de prosapia, intelectuales de renombre, empresarios exitosos: somos iguales, y cuando no infieles somos abusivos, prepotentes, misóginos, agresivos, y lamentablemente también -o al menos en la mayoría de las veces- sus violadores y en la más vil, sus asesinos.

 

Mujer ejemplares sí, bastantes –en cada casa algunos o muchos o casi todos tenemos o tuvimos la fortuna de tener una, que nos hicieron y hacen hombres; la vimos soportar al padre, a la familia metiche; eran otros tiempos: los de la sumisión, los del clero censor, los de la sociedad evaluadora y temible; los tiempos de autocensurarse y disciplinarse “como Dios manda”-; hay mujeres ejemplares –decía- por todos lados, dando la entrega, desdoblándose por amor, multiplicándose entre la casa y el trabajo, y proyectando la especie: contribuyendo a la evolución y el desarrollo.

 

Y cuando en días como hoy reclama que los varones –pues hombres ya pocos, repito- no sean parejos como pareja, pues es mujer ingrata, tóxica, neurótica, y peor si te sustituye un rato como se la haces con frecuencia: ¡Puta!

 

¿Se espantan de que ahora reaccionen por ellas y para ellas luego de siglos de posesión?

 

Aún con eso la marginan, la dañan, y si bien le va, la sintetizan a “un cuerpazo”, y ya es mucho reconocerle que “es inteligente” y vuelve el ciclo: a las mujeres “cráneo” las bloquean, y más aún si es bonita e inteligente, y eso -lamentablemente- hasta sus propias iguales envidiosas, le dan con todo por presumida “la chulita”.

 

Pero eso lo veo ya en este andamio de esta edad, y por las cifras que hoy en día hay sobre feminicidios y violencia de género en todos sus tipos, y se entiende que va a ser difícil la concientización entre mexicanos, a los que les falta mucha información, conocimiento, cultura, y eso lo proporcionan los procesos educativos que permiten el entendimiento para el razonamiento de la cuestión social a base de datos, estadísticas.

 

México debe conocer desde la infancia escolar que las están explotando o asesinando a sus hermanas, madres, tías, abuelas, y se debe incluirse en la cuestión social de los libros de texto: evolucionar la educación básica y media superior a un compromiso más social con la gente que se instruye; decirle a los niños y niñas de este país: “esto sucede y es por esto que sucede”, para que entiendan desde ahora que la violencia de género es violar derechos humanos como la corrupción es un depredador social.

 

Para los políticos –la ley es otra cosa- la educación, la información y la cultura no han sido prioritarias, y se nota en la calidad y nivel educativo de las masas: la explotación de la pobreza permitió el desarrollo de la demagogia y a la vez de la corrupción, y con ello llegaron sus flagelos sociales como la impunidad, la inseguridad, la delincuencia.

 

Esa delincuencia que en México asesina en promedio a diez mujeres al día.

 

¡Ha! Pero hoy harto discurso, harto compromiso, como lo dijeron el año pasado, incluso desde el siglo XX: demagogos.

 

¿De a cómo la lista de muertas, de desaparecidas, de humilladas, de discriminadas, de acosadas, de violadas en lo que va del año?

 

Ya ni se diga de la década y menos en lo que va del siglo.

 

¿Qué hacen en contra de toda la impunidad existente de parte de la misoginia institucional?

 

En especial en la procuración y administración de justicia.

 

Aún se la deben a las chavas de México, a las forjadoras silenciosas de la nación, a las invisibles que se hacen invencibles en su ¡Ya basta! valiéndoles madre todo.

 

Cada muerta es su muerta, cada mancillada le duele, es ella misma y la otra, en un movimiento que históricamente es joven, y que data del siglo pasado, y aún el dominio de milenios de los masculinos, ya es notorio el avance feminista en todos los ámbitos y resonancias del mundo.