Editorial

12/marzo/2025

Hay muchas señales de que el viejo sistema político mexicano ya no puede ser, empezando porque la gente en 2024 no votó por el pasado, y como se registró en 2018, se dio de manera contundente, y aún con eso se dice que no se avanzó en torno a la democracia y al combate a la corrupción del erario.

 

Pese a que si bien desilusionó el llamado cambio generacional de dos mil a la fecha pues se contaminó y sucede más de lo mismo en los partidos, incluyendo a Morena, son claros los indicios de que las cosas están cambiando, no con la celeridad deseada, pero sin con el paso firme.

 

Los elementos nefastos que no han cumplido en lo mínimo, pero se han servido en lo máximo, ya no llegan al poder.

 

Y si aterrizamos en los partidos, vemos supuraciones de intereses de grupos que a toda costa buscan posiciones más que el cumplimiento de sus estatutos y ya no se diga de sus consignas originales, y una muestra es el cómo manipularon la iniciativa de decreto para la ley contra el nepotismo electoral.

 

Esto es que todos los partidos políticos en México, ya mostraron su caducidad, y en los nuevos, se han vuelto recolectores de despojos cuando no de resentidos que no han logrado en sus partidos originales grandes avances, esto son los llamados chapulines que sabemos, abundan en Morena y aliados.

 

Es por eso que la presidenta de México le habló desafiante a la oposición, que es apenas audible en el escenario político nacional, sino es que para 2027 ya no se escuchen ni siquiera en las cámaras federales.