Tubo de ensayo

14/enero/2025

René Delios

 

Pero por supuesto que en México seguimos no solo con carencias, sino con rezagos sociales severos, que incluyen a la pobreza extrema, y los que creen que por ser profesionistas la tienen resuelta, a los que les ha ido mejor y han viajado al extranjero saben que la diferencia sigue siendo alta en cuanto a calidad de vida y rendimiento del ingreso.

 

Falta, y bastante, para que reaparezca aquella clase media alta que se comió también el neoliberalismo, y de la que la clase opositora, nada habla.

 

Desde el siglo pasado en éste nuestro país pensamos en conseguir un trabajo con un salario que alcance, es gane sí permite el crecimiento: en la iniciativa privada ganar 50 mil pesos al mes es un cargo gerencial, y de esos sueldos, por ejemplo, de acuerdo al INEGI, solo 342 mil personas de 11 millones 209 mil 944 habitantes de la Ciudad de México –sin el área metropolitana-, ganan tal cantidad.

 

A partir del 1 de enero el salario mínimo en México es de 278.80 pesos diarios, lo que equivale a 8 mil, 364 pesos mensuales ¿Alcanza para una vida digna? Porque hay que ver comida, calzado, pasajes, ropa, renta o cuota de casa y sus servicios de luz y agua, y la distracción –poniéndola al gasto mínimo-, un servicio de internet.

 

Porque ni pensar en salir a comer juntos en familia a una buena marisquería, o irse a tomar la cerveza con amigas o amigos a un bar de moda.

 

No, por decenios el salario ha sido de subsistencia, por lo que la pareja, trabaja, y juntan ganancias para sacar la casa “adelante”, siempre en la precariedad “estirando el dinero”, y más si también hay “letra del carro”, que ya no es un lujo, y menos en una ciudad media como Tuxtla.

 

Por eso el sueldo mínimo en tres décadas fue de explotación, lo que para estudiosos en derechos humanos se considera abuso de lesa humanidad en favor del neoliberalismo que, para colmo, logró que en México se estableciera la famosa subcontratación, o outsourcing, instrumento por el que evadieron derechos laborales a millones de obreros, empleados, burócratas –sí, el gobierno prianista también le entró- con el consentimiento del estado, traicionando a su propia gente, incluso estrangulando también la pensión por jubilación, en aras del peor modo del capitalismo: el explotador y depredador.

 

Desde luego que no estamos en contra del desarrollo económico, pero éste no puede ser superficial.

 

Tiene que darse desde abajo, incluyendo los factores que lo hacen posible de manera integral, empezando por el trabajador.

 

Por eso el trabajo de su gente, es la mayor riqueza de toda nación, pero en conjunto, integral, no de manera parcial como lo plantea el esquema global, y esa máxima no solo debería ser humanista sino obligación de todo estado a favor de sus nacionales, responder primeramente al bienestar de su gente, mediante la vida digna que solo lo puede dar la igualdad de oportunidades y en eso, la buena retribución por la labor.

 

El sueldo digno, suficiente.

 

Esa es una buena promesa de sexenio por parte de la presidenta, que esperemos se cumpla.