Editorial

20/enero/2025

Es evidente que la seguridad es la prioridad, pero las autoridades no dejan de la mano otros puntos como nutrición infantil, educación y salud pública, que son programas fundamentales para su aplicación en zonas marginadas o de pobreza, aunque tenemos la sorpresa de acuerdo al extinto Coneval en Chiapas se redujo su población en pobreza extrema, parece que en el más destacado en Zinacantán uno de esos municipios destacados en el país en ese objetivo.

 

Desde luego es con trabajo del pueblo mismo, apoyados por éstos programas asistenciales que ya no necesitan intermediarios, e igual va a ser con el proyecto de apoyar a 13 mil comunidades indígenas y afromexicanas, para que a partir de asambleas decidan qué necesitan y en qué se invierte, sin intervención de nadie: dirigentes comunitarios, partiditas, altos funcionarios.

 

Ahí está el planteamiento del gobierno estatal de redoblar esfuerzos para continuar trabajando a favor del desarrollo de los pueblos y comunidades indígenas, en nuestro caso, y por la seguridad que vemos que, si era posible atender.

 

Pero ¿Y los campesinos?

 

Muchos pueblos rurales mestizos están en la misma situación que los indígenas, y esperemos que no sean relegados pues se trata de hacer el trabajo integral, transversal, de desarrollo humanos.

 

Habrá viviendas, caminos, escuela y salud; lo que se demanda desde hace medio siglo.

 

E igual: ya se ha dicho que las mujeres no están solas, que cuentan con el apoyo gubernamental, esto significa la agenda de derechos de la mujer se impulsa como una forma de promover respeto e igualdad, pero hay que hacerlo valer, en especial en esas zonas indígena en las que a nombre de los usos y costumbres, se siguen cometiendo muchas injusticias, y se apliquen criterios que desarrollen políticas para el equilibrio de valores.