René Delios
Y es que observo que hay los mismos esquemas, el mismo modelo de siempre, en la idea de que denostando, minimizando al adversario y su trabajo, van con todo, y el punto es que en comparativo falso de las redes sociales, les da la idea de que “la mayoría” los apoya y es falso; la base social no usa redes para política, y evita participar en las polémicas que, como en el sexenio pasado, se confronta entre “elites” que como siempre pasa, no llegan a ningún provecho para la opinión pública, y al rato ese contexto se diluye pues, ya a apreció otro.
Tiene sus semanas que el tema es la reforma judicial que ya es vigente, además de la elección de ministros, magistrados y jueces, poder de la administración pública federal que era del completo desconocimiento de la gente –la común y corriente-, y menos que conociera el nivel de burocracia dorada y su enrome corrupción administrativa en mercedes y privilegios, y la venta de la justicia, que de pronto resulta proba, imparcial, transparente, cuando en la percepción pública de diez para siete mexicanos los jueces son corruptos.
Y es que hay tantos casos, pero elevemos el discurso con un bárbaro, y esto porque sabemos que durante sexenios se ha usufructuado del erario en aras del “servicio social”, por parte de los gobierno que, más que la verdad, han sido administradores de la pobreza o bajo desarrollo humano {y más en Chiapas-, en vez de reducirla a través de proyectos –no de programitas sexenales- a largo plazo, que conlleven a erradicarla –en vez de lucir a los gobernantes en turno- y colocar a esas personas dentro de rango de oportunidades, así puedan decidir o diseñar su prospectiva de vida.
A los programas sociales de transferencias, algunos le llaman explotación de la pobreza, en aras de beneficio político, en megalomanía por parte de gobernantes que quieren pasar a la historia, o en beneficio de sus partidos políticos, anegados de tráfico de influencia y corrupción política, la que lamentablemente se expresa en legislativos locales y federales, con integrantes más derivados de padrinazgos que de capacidades y méritos propios ante las bases o masas.
La pobreza de alguna manera ha sido rentable para la clase política, y lo más fácil es administrarla, no reducirla, y en el excelente caso, desaparecerla del país, pero la pobreza tiene presencia incluso en el primer mundo, y de ahí esos programas -como el 2030 de la ONU- para erradicarla, u que no ha servido para nada, de ahí la propuesta de Claudia Sheinbaum en el G20, de meterle dinero de verdad, en vez de andar con discursos triunfalistas, hablando de pobreza sin afrontarla, no con paternalismos como en parte cae Bienestar, sino con proyectos productivos, como sembrando vida.
Pero México padece más, el saqueo, el peculado, el desvía de recursos, los intereses políticos, todo a costo del interés nacional, que le costaba –según dicen ahora- el siete por ciento del total al erario según estudios serios, y eso fue o es dinero que no llegó ¿O llega? a los beneficiarios, pues “moches” se quedan en las manos de traslado.
Dicen que no, pero no hay manera de certificar eso.
Tampoco creo que una manera objetiva de repartir la riqueza sea a través de subsidios a programas caros de apoyo social, sin rentabilidad; debe haber un proyecto de crecimiento de la gente más necesitada pues, así como van, pueden pasar otras tres generaciones como las últimas en que no crecieron.
¿Qué no hay planeación?
Porque una cosa es reducir la pobreza con subsidio, y otra con producción.
Claro que no todo en una administración pública debe ser un negocio, pero lo invertido en aras del desarrollo -como abatir la pobreza- debe mantener un crecimiento sostenido, y en cuanto a esos programas de referencia, no se ha visto y por lo tanto han sido un fracaso.
¿O no?
La otra: eso de crear organizaciones sociales, políticas; gremios de esto y aquello para sacar provecho a la vieja usanza, solo los exhibe. Digo, porque eso de que se les de la razón a los enemigos del régimen nada más porque lo atacan, es un error: lo chueco es chueco, aun lo disfracen, maquillen.
¿Cómo van a creer que les van a dar 3 mil 800 millones de pesos a representantes de organizaciones campesinas –como antes- para incentivar a la producción?
Tiene décadas que eso pasaba y nada: los pobres seguían siendo pobres o ¿Sino a quien iban a representar esos compas?
Neta que es clara falta de objetividad: cuántos años de burocracia dorada, elite política, dirigentes a modo, a costa del erario y ahora que se cancela, se desgarran las vestiduras acusando de abandono al campo y traición a los pobres.
¿Esos dirigentes son pobres?
Sencillamente lo dudo.