Tubo de ensayo

19/noviembre/2024

 

René Delios

 

El planteamiento de no darle a los beneficiarios el recurso federal a través de intermediarios, le quitó todo sentido de existencia a esas organizaciones populares, campesinas, obreras, sociales, fideicomisos humanitarios y demás parafernalia, cuyas dirigencias multimillonarias tenían años robando dinero y usufructuando políticamente de la pobreza de sus representados y afiliados, vendiéndolos como votos en aras de lograr presidencias municipales y diputaciones locales a lo menos, y puede que hasta curules federales.

 

Eso significa un promedio de 20 mil millones de pesos anuales que ya no llegan a manos de “representantes” de los beneficiarios de los 28 programas de asistencia social del gobierno federal hasta antes de 2018, en que cambió todo, y en los estados en los que Morena y aliados son gobierno la realidad en números es que se redujo al pobreza, y no lo desmintieron o minimizaron desde la oposición recalcitrante porque esa verdad la reconoció el bando mundial, colocando a México dentro del desarrollo humano y social real, luego de 30 años de neoliberalismo depredador que, fue un rotundo fracaso en el crecimiento social en el país, pues hasta desapareció lo que se conocía como “clase media alta”.

 

A principios del siglo XXI, tan solo en Chiapas existían al menos 600 organizaciones de todo, y multiplicado por entidades, resultan miles de líderes en el país.

 

Todos parásitos.

 

Así, cada año, algo así como 120 mil millones de pesos solicitaban ganaderos y agricultores -para “incentivar el campo”- dentro del presupuesto de egresos de la federación, lo que ya no sucedió desde 2019 año en que les quedó claro que esos sistemas de “payola” habían concluido.

 

Imagínense a esas organizaciones y líderes corruptos sin el cómo repartir: se quedan sin poder. Es como si el líder sindical ya no pudiera dar plazas. El gobierno usaba a esos líderes o presidentes de organizaciones de todo, para controlar las masas, los votos, los beneficios.

 

No es mentir que durante décadas y décadas el campo mexicano –por el ejemplo- se ha incentivado, y nada más no crece: sigue igual.

 

¿Porqué?

 

La otra fue la explotación política del ejido, la falta de tecnificación, la pulverización de la tierra y por ende, el resultado fue el pobre rendimiento por hectárea.

 

Pero los neoliberales lo permitieron; hicieron lo necesario para que el ejido pudiera ser, sino enajenado, sí explotado por particulares, por años, eso sí, con toda la tecnología y proteccionismo del gobierno.

 

Por eso la primera medida fue terminar de tajo con la corrupción y eso, comprendía terminar la relación del estado con esas organizaciones, y acercarse directamente y sin intermediarios, al campesinado. Ese fue el origen de la campaña en contra de la 4T sobre que, el dinero de los impuestos, se lo estaban regalando a los pobres.

 

Nada sobre el que son los marginados y desplazados sociales de siempre, pero también, los políticamente usados, víctimas también de la explotación de la pobreza -que inventó el PRI-, generadora de voto, y los que cargan con el mayor peso de los fracasos del gobierno, como ahora en que, desde la oposición les llaman los “pendejos” que volvieron votar por el populismo.

 

Un populismo disfrazado en cuanto negado, pero en ejercicio, en usufructo, y que tiene sus verdades, dichas por la presidente Claudia Sheinbaum en la reunión del G20 y se verá ya abiertamente, si su propuesta es aceptada por los presidentes y ministros participantes.

 

Y es que sí, visto sin camisetas partidistas o gubernamentales, es un absurdo que crezca el presupuesto armamentista abrumadoramente mucho más que lo destinado a combatir la pobreza y el cambio climático, pese a que son banderas políticas en las campañas proselitistas por todo el mundo.

 

Ahí queda el planteamiento de la presidenta de México, que muy seguramente será otro más de los tantos que se han dicho en ese tipo de reuniones, que esperemos alguna vez empiecen a ser de beneficio colectivo, en vez de pulverizar el beneficio que puede dar un trabajo conjunto en beneficio de la humanidad y el medio ambiente.