René Delios
Aceptar actos de terrorismo en México, es poner elementos para que desde Estados Unidos, los más recalcitrantes y reaccionarios de su política, insistan con eso de que, podrían incursionar en territorio nacional para combatirlo, cuando esos eventos –como el lanzamiento de explosivos en distintos puntos de Durango-, no se dan en su territorio.
En la nación vecina inflan mucho el punto del narco tráfico cuando en su nación los grupos delictivos actúan a libre albedrío, pues con casi cincuenta millones de consumidores, hay los que no se imaginan qué sucedería si ese volumen de personas no logra obtener sus dosis de sustancias ilícitas.
Aún esa realidad, el punto es no solo el consumo, sino el cómo se distribuye y cobra, pero sobre todo, por dónde o cómo se “lava” ese recurso que multimillonario, como para que no sea notorio.
¿Cómo es posible qué, en la nación más poderosa del mundo, no tengan cómo ubicar ese “recurso negro”?
Obviamente sobre el particular ya se ha escrito bastante, incluso dentro de ese país, que no declara esa situación como algo de seguridad nacional, pese a que según esto “atenta contra americanos”, como señala Donald Trump.
Pero en ese caso se usa que, el mal les llega desde México, incluyendo la migración de potencial “amenaza nacional”, como la quieren catalogar, para justificar las expulsiones masivas que, seguramente sucederán, afectando a mucha población principalmente latina, en algo que será muy difícil de medir en cuanto a respeto a los derechos humanos, incluyendo los de los menores de edad, tratados en la era anterior de Trump sin ninguna consideración, algo grave pues hubo también cientos de casos en que, padres e hijos de migrantes se separaron por muy diversas circunstancias, pues eran detenidos los padres o los menores, sin que pudieran reunirse.
Desde hace una semana, analistas de todos lados del mundo, indican que el triunfo de Donald Trump coloca a México en una potencial tensión, sobre todo en los aspectos comerciales, pues está la amenaza del incremento de aranceles a productos de nuestra nación de al menos 25 por ciento a todas las exportaciones de México, a menos que “éste detenga la embestida de criminales y drogas”.
¿Y las armas estadunidenses que empresas de esa nación venden ilegalmente a criminales mexicanos?
Es tema que ni menciona el magnate, que al igual que el lavado de dinero en su nación, es cosa que ellos deben remediar, no de México.
Pero así es eso de lavarse las manos cuando apoyan genocidios, sea a nombre de la libertad, de la democracia, aun el daño humano que generan, sobre todo acusando a terceros de un mal que tienen ellos, como la adicción a sustancias ilícita de parte de millones de “americanos” a los que, ni los narcos y menos México, obligan a consumir.
Será cuatro años complejos, pero pese a todo lo que pueda pasar, tendrán su conclusión, y México aquí seguirá.