René Delios
El tema de la migración como un problema de seguridad nacional, vuelve a ser usado por Donald Trump bajo la idea de que los extranjeros ilegales generan delincuencia, como lo insinuó Tom Homan, el nombrado “zar de las fronteras” para el gobierno entrante, quien señaló que se le dará prioridad a la deportación de los inmigrantes que se encuentren de manera ilegal en el país y “supongan una amenaza para la seguridad”.
La migración no ha sido problema de violencia o delincuencia en México, menos en Estados Unidos, pero la manipulación de la información en una nación muy susceptible a ello, logra su objetivo, aun se le acuse de racista y xenofóbico, en cuatro años que, sino ásperos, si serán tensos por la insistencia que el gobierno de Trump mantendrá con México sobre el tema migrante, para que, desde acá, se aplique el control, o de plano se impida el paso de la migración hacía el país vecino.
Desde luego que en México también entran en calidad de indocumentados, pero no se presenta el rechazo al grado de considerarlos delincuentes, y se comprende su necesidad a partir de múltiples causas, como para poner incluso bajo riesgo sus vidas y sobre todo, las sus hijos.
En breve se darán las reuniones con el grupo de transición del presidente electo de EU, y se conocerán sus peticiones en torno a este tema que se considera toral en la relación entre ambas naciones, que México superaría con el hecho de sellar su frontera sur, pero el criterio en el gobierno del país es distinto.
Ya se ha planteado que, una de las soluciones para disminuir la migración es la inversión en las naciones del llamado triángulo norte de Centro América. Generar ocupación, sería una opción importante para que la gente no tenga necesidad de buscar trabajo en el supuesto sueño americano, que ya no lo es, y contrariamente puede convertirse en una calamidad para los ilegales en ese país, pues el objetivo es de expulsar a un millón de personas por año.
Así lo dijo Homan, versión que disparó comentarios de todos los calibres pues, incluso puede afectar a productores y comerciantes pues, es cierto, hay puestos o desempeños que no realizan ni los negros, por las razones que sean, sobre todo en el sector primario, pues son jornadas de sol.
Una seria inversión en el sureste de México podría contribuir, aparte de que se apoye al campo en entidades que requieran ocupación agrícola, pues es sabido que en Chiapas, de tiempo ha, personas de Centroamérica se ocupan en la pizca del café, mango, entre otros productos.
La migración de hecho bajó de manera muy importante en los últimos meses, de acuerdo a datos oficiales, aunque se desconoce cuántos migrantes están varadas en México, aparte de que EU dedica menos de 725 jueces a un retraso de 3 millones de casos de solicitud de asilo, lo que denota desinterés, por lo que se dice que el gobierno estadounidense debe contar con un sistema de migración y asilo más eficiente, más justo y más humano.
Y ese es el punto: actuar con humanismo.
Pero no es parte de la política migratoria de EU, que plantea deportarlos, sin consideración y más si en un momento dado son valorados como un problema de seguridad, y es probable que eso se registre en estados en dónde son considerados non gratos, como Texas, cuyo gobernador mandó a poner boyas con púas en el cause del río Bravo, que fue tema de controversia con el gobierno de México.
Contrariamente en nuestro país hay apoyo hasta de los mexicanos a los migrantes, algo notorio en una sociedad que es amigable en lo general con ellos, destacando las famosas “Patronas” del golfo de México, cuya labor data de décadas en que reparten comida a la gente en tránsito.
Complejo, el tema, pero útil para Trump políticamente, como el caso del narcotráfico –que igual va a presionar-, al amenazar incluso con incrementar aranceles en caso de no contar con el apoyo mexicano.
Sí, Donald Trump es un vecino incómodo, seguro de que hace lo mejor por su nación, que ¿Para eso? lo eligió de manera contundente, lo que le da legitimidad.