Arit León Rodríguez
El reconocimiento del derecho al aborto en Chiapas, tiene una historia compleja y marcada por la lucha constante de las mujeres y organizaciones feministas por la autonomía y la dignidad.
En México, el aborto había sido penalizado en la mayoría de los estados, incluyendo Chiapas, desde la época colonial. Sin embargo, en las últimas décadas, ha habido un movimiento creciente para despenalizar y legalizar el aborto.
En 2021, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) declaró inconstitucional la penalización del aborto en el estado de Veracruz, sentando un precedente importante para otros estados, que a la larga de los años han ido anexándose a la lista de estados que permiten la interrupción del embarazo sin sanción punitiva a la mujer gestante si el embarazo tiene menos de 12 semanas.
En Chiapas, específicamente, el Congreso del Estado había presentado iniciativas para despenalizar el aborto en 2020, pero no se habían materializado
Finalmente, el Congreso de Chiapas aprobó la despenalización del aborto, con la reforma el artículo 179 del Código Penal del Estado, en donde se señalará que es permitido realizarlo hasta las 12 semanas de embarazo, y en caso dado de que este se diera posterior a ese tiempo se le dará un “tratamiento” psicológico y en alguna perspectiva legal a la mujer que pierda el producto.
Aún cuando no es todo lo que nosotros podríamos considerar como deseable reconocemos el hecho de quienes incansablemente han estado luchando para que lleguen estos días a las mujeres y podamos decidir sobre nuestros cuerpos.
Justamente esta victoria fue el resultado de la lucha incansable de las mujeres y organizaciones feministas, que han trabajado durante décadas para garantizar el acceso a la salud reproductiva y la autonomía sobre sus cuerpos.
El reconocimiento del derecho al aborto en Chiapas es un paso fundamental hacia la igualdad de género y la justicia social. Garantiza que las mujeres puedan tomar decisiones sobre su salud reproductiva sin temor a la persecución penal y sin poner en riesgo su salud y bienestar.
Tenemos que recordar que el derecho al aborto va más allá de lo que nosotros como individuos creamos correcto desde el punto de vista personal, ético o religioso.
La situación real que atañe a miles de mujeres a lo largo del mundo es que muchas no estamos en condiciones ni siquiera de decidir sobre nuestros cuerpos por parte de quienes nos llegan a violentar, generando infinidad de casos de mujeres y niñas que han sufrido embarazos forzados y crianzas obligadas después de haber sido víctimas de delitos graves como el abuso sexual y violación.
Sin embargo una mujer también tiene derecho a decidir ante situaciones que se escapan de su control, puesto que la ley tampoco es tan incisiva y puntual a la hora de sancionar a los hombres que forzando esos nacimientos abortan físicamente a una criatura cuando se olvidan de ella para no hacerse cargo de la responsabilidad de su atención, alimentación, formación y crianza.