Editorial

21/noviembre/2024

La cosa está en que si bien el proceso electoral inició en noviembre de 2023 con las campañas internas en los partidos para designar candidatos para las elecciones 2024, la planeación del proceso en el INE inició antes, y es el mismo fenómeno que ya debe estar sucediendo en la planeación para la elección de ministros, magistrados y jueces en 2025, mientras se desata una polémica que llegó hasta la presidenta, por el monto de poco más 13 mil 600 millones de pesos para un proceso que, contrariamente, para la presidenta Claudia Sheinbaum no debe ser tan costoso, y que ya es prácticamente una condena de muerte a la moción presupuestal de Guadalupe Taddei Zavala, ante el cómo el congreso federal le ha pasado todo tal cual a la poder ejecutivo, y no se espera que, en el caso del INE sea distinto pues, incluso se rumora que se realiza un borrador en torno a una ley electoral, con bajas en el presupuestos a partidos, el INE, campañas, e incluso eliminar las plurinominales en todos los partidos, todo eso acompañado con la no reelección a ningún cargo de elección popular pues, la modalidad, en cuento se implementó, generó más corrupción que beneficios, pese a que, la ciudadanía según, manifestó su confianza cuando, los alcaldes en su caso, manipularon de todo para repetir irregularmente en el cargo.

 

Obviamente la ciudadana presidenta del INE hace su trabajo y recurre y recorre, diversas instancias y niveles, y en la semana se reunión con Ricardo Monreal, presidente de la cámara de diputados, para tratar el tema presupuestal, y éste la recibió ¿Abriendo una posibilidad? Que sería dar paso a una postura distinta a la óptica de la presidenta.

 

Ciertamente Monreal confía mucho en su presencia y prestancia dentro de Morena y sus liderazgo regionales y estatales, pero se le olvida como viejo cuadro de la política mexicana, que en institucionalismo a ultranza, sigue vigente.