Los liderazgos prolongados generan corrupción y a la vez, son difíciles de erradicar, y lo vemos con la reelección de cuanto líder sindical hay por todos lados, desde los que tenemos en los ayuntamientos de Chiapas, hasta los sindicatos grandes del país, como el ferrocarrilero, en el que su dirigente lleva 29 años en la secretaría general, y fue reelecto para seis más, lo que es toda una dictadura sindical de más de tres décadas.
Muy aparte de los líderes sindicales de Chiapas –a los que hay que renovar completamente aun eso de “la gente me quiere”-, ahí están los que sí manejan el dinero, como el líder ferrocarrilero –decía-, Víctor Flores Morales, quien lo ha sido desde 1995 en ese gremio, en el que permanecerá hasta 2030 en que cumpliría 35 años al frente “de sus representados”; Carlos Romero Deschamps –otro que fue vergonzoso-, quien estuvo 26 años al frente del sindicato de Pemex, y Víctor Fuentes del Villar, del Sindicato Único de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana, quien ya acumula 15 años en el cargo.
La verdad es que pese a ser cuestionados por sus métodos de lucha, en la CNTE en sus dirigentes seccionales, no repiten, no se reeligen. Son ejemplo para el SNTE, charro, corrupto.
Por eso se dicen democráticos: no reelección.
Hay organizaciones obsoletas como la CTM, cuyos dirigentes jurásicos se mantienen en ésta ya sin discurso, sin presencia; igual tienen a la llamada Antorcha Campesina, cuyo dirigente de años está iracundo porque ya no pasa a través de él, el recurso para los campesinos y cada cual va de manera individual a recibir sus merecidos derechos.
Imaginen ahora a miles de dirigentes de esto y aquello por todo el país, ya sin apoyo estatal y menos el federal “para sus representados” en sindicatos y organizaciones sociales y campesinas.
Por eso las altisonancias, los descalificativos al régimen, de los líderes que no entienden que esa época de imposiciones, debe terminar.
Ya no son ejemplo de democracia, de pluralidad y si estertores de la imposición.