Ahora van por más, pues se dio la elección presidencial en Estados Unidos y ganó Donald Trump, un republicano de ultra derecha, cuyo tema de la migración fue parte de sus doctrinas de campaña, que para muchos no trae buenos augurios en la relación bilateral, pues es sabida la prepotencia xenofóbica del magnate que –quien hubiera ganado-, sabe el porqué de la movilidad que se registra por factores o laceros sociales en países de Centro América, y que no son generados por México.
Quien será el 47 presidente de EU seguramente volverá a exigirle a México que sea el primer filtro de contención de la migración, desde su frontera con el istmo centroamericano, y que no les de paso, e incluso que los expulse de su territorio -como él anunció lo hará con los migrantes ¿latinos y musulmanes? que pueda-, y que es cosa muy difícil que adopte Claudia Sheinbaum, y muy seguramente esa será la postura en Chiapas, desde dónde se plantea el humanismo mexicano que será practica y consecuencia, y cuya filosofía social no puede ser excluyente y menos xenofóbica, y por el contrario, el gobierno que encabezará Eduardo Ramírez presenta una propuesta seria, de desarrollo industrial en y para la Frontera Sur, que genere ocupación, que es parte de la solución para ir reduciendo la migración, si es que en el triángulo norte de Centro América empiezan a proceder de la misma manera para generar polos de desarrollo, porque es en Guatemala, Honduras y El Salvador desde dónde se dan las emisiones de migrantes por miles, que Donald Trump quiere que remedie México.
Si tuviéramos como seguramente con gusto lo haríamos, para que nuestros hermanos dejen de ir a colaborar en esa nación en la que sus gobiernos no los valoran, y en la que son ellos .los latinos- los que hacen la labor que no quieren hacer ni los negros, y que generan valor agregado y desde luego desarrollo en aquella frontera compartida, como compartimos la chiapaneca con hermanos latinoamericanos.