René Delios
Ni idea cuando inició esa parafernalia de reportarle al pueblo lo realizado en los primeros cien días de gobierno -sea nacional, estatal o municipal, como va a suceder pronto en el país, nueve estados, cientos de municipios-, como si se tratara de un evento magnífico cuando, en ese lapso de tiempo, apenas habrá apreciado el cómo le dejaron la oficina a quien se trate, pues todo lo referente a gobierno está, sino en diseño, igual en gestión, y son pocos los programas propios que para esas primeras fechas, podrán estar en marcha, no solo por ser nuevos gobiernos, sino porque esos cien días caen precisamente dentro de la llamada “cuesta de enero”, y salvo los gobernantes salientes –en especial municipios- hayan dejado varo para su sucesor, será posible hacer algo, aunque sea pintar la guarda raya de las banquetas.
Hace tres años todos los presidentes municipales que entraron a gobernar, lo hicieron a tambor batiente, y quienes ya tienen experiencia en esas lides de la ministración, saben que es más parafernalia que alcances, en un proyecto a corto plazo para hablar de sus obras a cien días de administración, como dando la idea de que, si en ese lapso hizo tanto, el sexenio o trienio va a ser fecundo.
En Chiapas ningún municipio es autónomo.
Y es que a ese modelo de cien días no le hizo feo ni Andrés Manuel López Obrador, pues también fue practica del neoliberalismo; esa vez que habló presentó un esquema somero sin los triunfalismos de otrora, pero con la contundencia de que a sus cien días de gobierno no había visos de la recesión económica que acusaba la Coparmex –ya bastante callada con Sheinbaum, por cierto- y no pocos analistas económicos en los medios de comunicación, sobre todo impresos, que auguraban un hundimiento.
No hubo tal y por el contrario, las ganancias fueron contabilizadas y bien para empresas y banqueros, y es por ello que se dio el acercamiento del Consejo Coordinador Empresarial, lo que fructificó en una reunión empresarial entre Sheinbaum y la Cámara binacional México-EU.
Sí esa misma que decían iba a tronar a consecuencia de la reforma judicial, que fue lo que hizo que Ken Salazar –el embajador gringo- emitiera una opinión inoportuna que, colocó en pauta la relación entre México y EU, lo que no significa bloqueo, y la prepotencia de los vecinos que a su modo suben aranceles o detienen la importación de productos para doblegar naciones –lo hicieron recién con México con el Aguacate-, pero que en ese caso y el del embajador, México se ha portado con nivel y no lo reconocen, porque no conocen el cómo se las gasta el tío San para ser abusivo y prepotente de su “superioridad”.
Los opositores al régimen -o los “conservadores”- realizaron ese mismo día una manifestación en contra -y ya decían que se hundía el país-, ante palacio nacional, y que fue más notoria por los pocos que fueron que por sus razones y argumentos justificantes, en tanto Sheinbaum, seguramente sonreía.
Frente a ella empresarios de este y aquel lado, la reforma judicial ya como cosa jugada, e igual eso lo integra a esa moda que les decía al inicio de éste bodrio: primeros cien días de gobierno.
Igual y sí.