René Delios
Y es que el anuncio de que se presentaría los primeros integrantes del gabinete de ERA el domingo, la reunión de gobernadores éste viernes pasado por motivo de la entrega recepción para diciembre, y el cumpleaños de gobernador electo el día de ayer que lo celebró popularmente en catedral de San Marcos en el centro del estado, borró todo.
Ayer mismo Eduardo Ramírez Aguilar, dio a conocer los nombramientos de Patricia del Carmen Conde Ruiz, en la nueva Secretaría de Gobierno y Mediación; Manuel Francisco Antonio Pariente Gavito, en la nueva Secretaría de Finanzas, otrora de hacienda; Albania González Pólito, en la Secretaría de Movilidad y Transporte; Luis Pedrero González, en la Secretaría de Economía y Trabajo; Anakaren Gómez Zuart, en la nueva Secretaría de Infraestructura; Marco Antonio Barba Arrocha, en la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca.
Los demás doce secretarios de dieciocho, se presentarán en los siguientes días, en Tapachula y los restantes seis, en algún municipio de los Altos.
Ya está.
Pero eso hizo que pasara por el callejón la noticia que el Consejo General de Instituto de Elecciones y Participación Ciudadana de Chiapas, resolvió este viernes la pérdida definitiva del registro para los partidos políticos locales, denominados Partido Chiapas Unido, Podemos Mover a Chiapas, Partido Popular Chiapaneco, Partido Encuentro Solidario Chiapas y Fuerza por México Chiapas, al no obtener por lo menos el tres por ciento de la votación válida emitida en los procesos electorales locales, ordinario y extraordinario 2024.
La pregunta no solo es por qué perdieron el registro, sino también qué le aportaron a la democracia del estado, coincidieran o no con el gobierno en turno en temas determinados, aunque la verdad todos fueron de lo más ignominiosos.
Cinco partidos que tuvieron un costo al erario por varios años, pero además, de los que se valieron de manera leonina sus dirigentes, que muy seguramente seguirán recibiendo el varo de las prerrogativas por lo que resta del año, pues es dinero ya presupuestado y que tendrían que comprobar cada sigla, sino es que empiezan con las clásicas manías de demandas laborales, emplazamientos comerciales, en fin, todo lo que sea para demorar la entrega del patrimonio de cada partido extinto, tal cual es la norma a seguir, pero que se detiene por ese tipo de artimañas jurídicas que también se registran a nivel federal, y solo por citar uno de los cinco caso: el partido humanista, desparecido hace nueve años, y aun no entrega porque está en litigio.
Y así, como esas, “democráticamente” se las ingenian los dirigentes de esos partidos tanto rémoras como parasitarios, que –es cierto- tienen sus seguidores, pues varios de los cancelados el pasado viernes, ganaron posiciones en ayuntamientos y diputaciones locales, lo que seguramente no se debió a los dirigentes que, es evidente, no realizaron el trabajo político necesario con la base, que es la que vota, y no el andar quedando bien con el mandatario en turno, cayendo –y creyendo- en que eso es suficiente como instrumento para mantenerse.
Venga el ejemplo de que, o estás con el pueblo, o estás con el pueblo, no hay para dónde.
Y es que una cosa es coincidir y otra tolerar las políticas anómalas por conveniencia; la gente observa el cómo sus representantes se inclinan ante el poder, sin reaccionar a su deber.
De esos hay varios incluso repitiendo en los legislativos federales vía concertasesión, sin que logren repuntar –y ni lo harán- porque el planteamiento de Morena ya es distinto, y más ahora en que a la dirigencia llegó una nueva generación con Luisa María, en un hecho que no se ha registrado en los demás partidos políticos, mucho más viejos y anquilosados que Morena, que manda luces a las dirigencias estatales de sus siglas del cómo va a ser el camino, ya sin modos añejos, en una nación joven que requiere, amerita, a gente nueva en los puestos de decisión, porque los “experimentados”, la verdad, por poco y colapsan a éste país, entregando sus riquezas, el trabajo de su gente, al empresario –nacional o extranjero- en aras del desarrollo, pero solo el de ellos, la elite.
Así lo hicieron con las reformas de Peña, no solo en la energética, sino también en la laboral al permitir el outsourcing, pasando por encima -vía ese tecnicismo-, del 123 constitucional y, en ese entonces (2014), la Suprema Corte de Justicia de la Nación –garante de la constitución, dicen-, solo alzó los hombros.
Los que fueron diputados federales por esas fechas por el PRD, ahora andan en Morena, y aunque se sabe que no fue su responsabilidad sino de la dirigencia, sí fue su decisión ignominiosa votarla a favor, pues igual se pudieron haber abstenido, y fieles a los modos de la izquierda mohosa, son intolerantes –como la ultraderecha- a que se lo refieran: se vendieron, esa es la verdad, a favor del neoliberalismo en ese “Pacto por México”.
Sí, fueron parte de los que vendieron a México, de los que realizaron tráfico de influencias para llegar a las curules, las alcaldías, cayeron –repito- en la ignominia y eso tiene que terminar: hay que elevar el discurso, decir lo que es, plantear la necesidad, sin más, o sea transparentar la intención, no como esos que se inconforman, toman carreteras, parques, pueblos, para sacar varo y raja política para un su dirigente.
Ya no, y eso incluye un verdadero cambio generacional tanto en partidos como en gobiernos, en algo necesario que cuando inicie, debe ser en calidad de irreversible.
Como lo es el humanismo mexicano.
Un humanismo que fue notorio ayer en los nombramientos del gobernador electo: “Humanismo que transforma”, que va ser la filosofía política de la nueva ERA en Chiapas –que viene desde AMLO, con el “Humanismo Mexicano”- que el mandatario chiapaneco propone, pondera e impulsará.
Todo eso aterrizará en su plan estatal de gobierno a conocer.
O sea, primero los pobres, sin descuidar el desarrollo permanente, el crecimiento cualitativo, el beneficio cuantitativo, integral.
De ahí nombrar empresarios destacados –el de ganadería, el de economía y el de finanzas-, exitosos por ellos mismos en sus ámbitos.
Pero Chiapas es una suerte difícil, todo un reto, y es real.