Tubo de ensayo

24/septiembre/2024

René Delios

 

Los nacionalistas ultraderechistas están trabajando de manera coordinada para brindarse apoyo mutuo a fin de ampliar su poder político, afirman expertos, y eso se pudo corroborar en su última reunión realizada en Madrid, España, allá por marzo, a la que asistieron Javier Milei de Argentina, el húngaro Viktor Orban y la italiana Giorgia Meloni, entre otros participantes, además de Mercedes Schlapp, quien trabajó en la Casa Blanca durante la presidencia de Donald Trump y es oficial del Comité de Acción Política Conservador, una de las organizaciones de derecha más influyentes en los Estados Unidos, e igual se filtró que llegó un vicepresidente de la Heritage Foundation, la oficina pensante que ha elaborado una agenda detallada de 900 cuartillas para Donald Trump –en el caso de llegar a la Casa Blanca-, que incluye planes detallados para la deportación de millones de inmigrantes indocumentados –en especial latinos y musulmanes-; una purga de hasta 50 mil empleados del gobierno federal que no son suficientemente leales a Trump, y recortes profundos en el gasto social gubernamental que comprende cero apoyo a los países del tercer mundo.

La meta principal de la ultraderecha en esa conferencia en Madrid fue construir unidad entre la derecha en la Unión Europea y la americana –incluyendo la gringa, que es la del varo-, la cual esperaba ganar en junio la mayoría en el Parlamento Europeo y nada más no se les concedió, pues les ganó el partido popular, por lo que manifestaron su malestar especulando en las bolsas, tal como se hizo en México cuando se dio a conocer el triunfo arrollador de Claudia Sheimbaun, y luego cuando se especuló con el tema de la reforma al poder judicial de la federación, en que se dieron amenazas de que se detendría la inversión extranjera directa.

Hay un presencia continúa de políticos derechistas de otros países en reuniones políticas conservadoras por todo el mundo;  en el caso de los Estados Unidos, Trump se ha reunido frecuentemente con otros líderes derechistas, coincidentes con el tema israelí, y no ocultan su nivel racista extremo, pues son partidarios de arrestar a todos los que protestan contra la guerra en Gaza, y están en contra del genocidio que causa: “platican abiertamente con invitados donde expresaban teorías de conspiración antisemitas”, se dice.

La ultra derecha o derecha es opuesta a la izquierda, lo sabemos, pero igual a la centro izquierda que llama populismo; la una es reaccionaria pero conservadora, y la otra es radical pero evoluciona: en ambas vías se puede llegar a la dictadura.

Por un lado están Hitler y Mussolini, por otro Castro o Kim Jong-Un, por lo que los extremos también son exagerados, de ahí que no es bueno que nadie permanezca tanto tiempo en el poder, o en las dirigencias partidistas, cosa común en nuestro país, sea en sindicatos o partidos, y como ejemplo están Rafael Riva Palacio Pontones, el secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores del Infonavit desde hace más de cuatro décadas –o sea, que ya debió haberse hasta jubilado-, o Dante Delgado Rannauro del Movimiento Ciudadano, con años de dominio en ese partido que él fundó, o Alejandro Moreno Cárdenas en el PRI, quien se reeligió pese a que esa fue una de las doctrinas mayores del sistema en el que se formó: “Sufragio efectivo, no reelección”, cincelado en la historia por Francisco I. Madero, a quien por cierto rememoró con su máxima López Obrador este lunes, cuando anunció que él se retira de Morena, pues señaló que renunció a su militancia pues no quiere ser santón ni caudillo, y mucho menos cacique político, y eso que él fue quien fundó y en verdad proyectó a Morena, hoy a diez años de su fundación y a seis de ganar la presidencia, y volver a repetir color y número, dejando sorprendida a toda su oposición por tan contundente triunfo, luego de que por estos seis años los medios masivos de la derecha manipularon y difundieron la idea de que AMLO, su 4T y Morena, iban a la baja, aun fuera notorio en los números y resultados electorales que no, que iba  a la baja su oposición, la que, en solo seis años, perdió 26 estados, 24 de estos ya en poder de Morena y aliados.

En uno de esos estados, Veracruz, éste fin de semana el presidente López Obrador fue agredido por uno de los trabajadores del poder judicial, inconforme por la reforma recién aprobada, bajo la cantaleta de que se atenta contra sus derechos laborales y no es cierto: se reducen –eso sí- las mercedes y privilegios, esto es que, para el formato del presupuesto de egresos e ingresos de la federación de 2024 a presentarse en breve, ya no se le incluirán doce fideicomisos por 21 mil 522.9 millones de pesos al PJF –que es todo el pleito-, y su gasto corriente tendrá otro formato.

 

O sea que van a tener que rendir cuentas.

 

Por eso, solo por eso, a uno de los inconformes se le hizo fácil atentar contra el presidente arrojándole una botella de agua que en otro tiempo le hubiera costado la vida, cosa que ya le explicaran quienes lo aprecien –y le caerá el veinte-, porque no atentó contra una persona non grata para la ultra derecha mexicana que es la que manda en el poder judicial, sino contra una envestidura, pero no solo la del jefe ejecutivo federal, sino también la del comandante supremo, el máximo mando militar del país, que para su fortuna ya no usa militares de custodia.

 

Por eso, solo por eso, se lo podrá platicar a sus nietos.