René Delios
Leí –y veo en las redes sociales-, mucha desinformación manipulada en torno a la reforma judicial, además sobre que AMLO deja endeudado a México, cuando no pidió préstamo; que Pemex es una carga para Sheinbaum por aún costosa, pues no levanta, cuando da ya números negros –no lo suficiente, desde luego- luego de 14 años en el abandono; que hay inseguridad entre los inversionistas, cuando se mantiene arriba el índice IED, en fin, la mala inquina de la especulación dirigida a la cúpula, pero sobre todo a los seguidores que le quedan a la oposición, porque a la base votante ni le interesó eso del poder judicial –como ninguna otra cosa en contra de AMLO, la 4T y Morena en el sexenio-, pero otra cosa es que en la desesperada, hayan convocado a los trabajadores del poder judicial, a que traten de impedir la toma de posesión de quien toda esa gente con holgura, eligió.
Mi pregunta es ¿Hasta dónde llega la manipulación de la ultra derecha intolerante? Y la otra ¿Qué no entienden esos trabajadores miopes?
Lo bueno es que recapacitaron y desistieron de impedir la toma de protesta de la próxima presidenta.
Esos ministros o magistrados ya no les pueden hacer nada; si están a lo derecho, se pueden dejar de preocupar, y dejar que todos esos juzgadores corruptos y abusivos se queden gritando en la loma pues, si no dejaran pasar a legisladores, invitados y al presidente constitucional y a la presidenta electa, los iban a desalojar, y no va a ser algo bonito, aun a riesgo del morbo mediático –pues de eso se van a colgar los apátridas-, para dar a entender de que en México la gente no quiere a Sheinbaum.
¿Impedir una toma presidencial?
La verdad es que la ministra Norma Piña perdió la imparcialidad, la norma y al final, el juicio.
Aún con eso tiene seguidores, pues leo y veo ataques a mansalva cuando, fue la base social y una traición la que generó la aprobación de la reforma: ¿Qué tiene que ver Claudia en la decisión del legislativo?
Sería una tonta provocación al estado de derecho bloquear San Lázaro, un desafío estúpido al poder ejecutivo y al legislativo, con una protesta sustentada en qué: ¿en una resolución legislativa dada por mayoría calificada?
¡Qué pena dan los y las portadores de la verdad! Los que se apropian de ella y descalifican a quienes consideran poca cosa para expresarla -ya no para exponerla-; la tienen esposada en su voz y textos de y en los medios masivos, cuando, la precisión no ha sido uno de sus atributos más destacados, y desde luego, creen que la gente los cree impolutos.
Los escucho y leo porque son mi elemento y, hay de todo, desde los apoderados del púlpito hasta los ecos del protestantismo, pasando por las frecuencias intelectuales y sus retóricas interminables, y desde luego los medios de comunicación que, ya no tienen control en la opinión pública, y dicen lo que quieren -censura o autocensura, abuso y exceso-, menos la precisión -aún se note la pretensión- de “esta es la verdad”, cuando durante todo el sexenio la gente les contestó votando: “pero no la mía”.
Ahí están los resultados electorales en solo seis años, desde que Morena, llegó al poder.
Los borró, y pasó porque no aceptaron cambiar, no mejorar, sino eliminar su modus operandi que, se reiteró con el cómo los dirigentes del PAN, el PRI y el PRD, cada uno, se regaló su plurinominal para el senado sin que su trabajo político –insisto, ahí están los resultados-, les diera ese merecimiento, y desde luego, esa base lo ve, lo advierte, lo cuestiona y considera que, esos partidos que al inicio del siglo eran los mayoritarios, siguen bajo el signo de la corrupción política.
Desde luego que se lo hicieron saber con contundencia, el 2 de julio y ¿todavía, se atreven a desafiar ese mandato?
Igual desistieron porque pulsaron que lo más seguro es que un contingente enorme se hiciera presente–incluso de todo el país- en ese legislativo federal, a impedir que esos manipulados trabajadores trataran de impedir la histórica –hasta eso- toma de posesión de la primera presidenta en México, y de América del Norte.
Porque esa es otra historia que contar, en el caso de que, también en EU, Kamala Harris gane la grande.