Práctico, barato, simple: por esto el mundo no puede acabar con el plástico

19/septiembre/2024

 

Agencias

 

Cada año se producen en el mundo 400 millones de residuos plásticos, que en su gran parte provienen de objetos desechables, utilizados apenas unos minutos.

 

Los negociadores internacionales esperan pactar en 2024 un primer tratado mundial contra esta contaminación pero los desafíos son múltiples.

 

En cinco países distintos, se pudo constatar que los plásticos de un solo uso continúan siendo muy populares por precio y practicidad.

 

 

Rio de Janeiro

 

Vendedores ambulantes recorren cada día las playas de Rio de Janeiro, en Brasil, cargados con recipientes metálicos llenos de mate.

 

 

La bebida helada, a la que se le añade jugo de fruta, es vendida en vasos de plástico a los bañistas.

 

Para Arthur Jorge da Silva, de 47 años, esta bebida “forma parte de la cultura” carioca, aunque reconoce el impacto medioambiental de sus vasos de plástico, en un país clasificado como el cuarto productor de residuos plásticos en 2019.

 

 

Los basureros de las playas de Rio reciben unas 130 toneladas de residuos al día, pero sólo el 3% de la basura brasileña se recicla cada año.

 

Evelyn Talavera, de 24 años, dice que hace todo lo posible por dejar su lugar limpio cuando termina una jornada de playa. “Tenemos que cuidar nuestro planeta, tirar la basura, mantener limpio el medio ambiente”.

 

 

 

Vendedores ambulantes en una playa de Río de Janeiro sirven bebidas en vasos plásticos, mientras los residuos se acumulan en la arena y alrededor de los botes de basura. El atardecer tropical contrasta con el problema ambiental de la contaminación plástica.

 

 

Los popotes de plástico están prohibidos en los restaurantes y bares de Rio desde 2018 y las tiendas ya no están obligadas a proporcionar bolsas de plástico gratuitas, aunque muchas todavía lo hacen.

 

El Congreso brasileño también está considerando una ley que prohibiría todo el plástico de un solo uso.

 

 

Bangkok

En una calle de Bangkok repleta de vendedores ambulantes, los clientes esperan para comprar los célebres manjares tradicionales de Maliwan.

 

Los pastelitos al vapor verdes con hojas de pandan y azules con guisantes mariposa se colocan en bolsas de plástico transparente. A su lado, los puding de taro se almacenan también en cajas de plástico transparente pulcramente alineadas.

 

Este pequeño comercio fundado hace 40 años usa cada día al menos dos kilos de plástico de un solo uso.

 

“El plástico es simple, práctico y barato”, afirma la propietaria, Watchararas Tamrongpattarakit, de 44 años.

 

Las hojas de bananero, antes habituales, son cada vez más caras y difíciles de encontrar, además de ser más laboriosas porque debe limpiarse cada hoja y asegurarse de que no está rota.

 

Tailandia empezó a limitar los plásticos de un solo uso antes de la pandemia del covid, pidiendo a las grandes superficies que no distribuyeran bolsas gratuitamente.

 

Pero la política ha quedado en letra muerta y los vendedores ambulantes de productos alimentarios no se molestaron en aplicarla.

 

Tailandia produce diez millones de toneladas de residuos plásticos cada año. El Banco Mundial estima que un 11% de estos residuos no son recogidos selectivamente y se queman o terminan en el suelo o en los ríos y océanos.

 

Watchararas intenta colocar las compras en un número limitado de bolsas y algunos clientes ya traen sus propios recipientes y sacos reutilizables.

 

Pero Radeerut Sakulpongpaisal, una clienta de su comercio desde hace 30 años, ve más “práctico” el plástico, aunque entiende su “impacto en el medioambiente”.

 

El dato de los 400 millones de residuos plásticos producidos anualmente es particularmente relevante porque, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la cantidad de residuos plásticos podría casi triplicarse para 2060 si no se implementan medidas drásticas. Actualmente, sólo el 9% de los plásticos a nivel mundial se reciclan, lo que agrava la situación.

Además, en términos del tratado internacional mencionado, se hace referencia a las negociaciones del Tratado Global sobre los Plásticos, impulsado por la ONU en 2022, con la meta de frenar la contaminación plástica a través de compromisos legales vinculantes para los países. En México, el uso de plásticos de un solo uso ha sido objeto de regulaciones en varios estados, siendo la Ciudad de México una de las primeras en prohibir productos como bolsas, popotes y otros plásticos desechables desde enero de 2021.

 

Sin embargo, la implementación de estas medidas ha tenido desafíos debido a la falta de infraestructura adecuada para el reciclaje y la educación ambiental. Según datos de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), México genera alrededor de 9 millones de toneladas de residuos plásticos al año, de los cuales solo se recicla aproximadamente el 6%. A nivel nacional, se están discutiendo políticas más estrictas para reducir la contaminación por plásticos y fomentar alternativas biodegradables, pero el avance ha sido desigual entre los estados.