Editorial

27/septiembre/2024

 

La máxima mexicana es clara: para qué tanto brinco estando el piso tan parejo.

Y es que se ha abierto otra polémica en manos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, ante la posible liberación de Mario Aburto Martínez, el asesino confeso del ex candidato presidencial Luis Donaldo Colosio Murrieta en 1994, lo que es considerado un magnicidio que cambió completamente la historia del país.

El señor implicado está confeso, pero presentó un amparo que generó la división de votos en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por lo que magistrados pospusieron nuevamente emitir el fallo del que depende la libertad de Aburto.

 

¿Porqué?

 

Pues porque el proyecto del ministro Juan Luis González Alcántara Carrancá -que apoya la ministra Loretta Ortiz Ahlf-, plantea dar la razón a un recurso interpuesto por la Fiscalía General de la República, que pedía revocar el amparo a favor de Aburto, al considerar que el juzgador del tribunal colegiado que lo amparó, debió llamar a juicio a los familiares del priista ultimado el 23 de marzo del 1994, en Tijuana, Baja California, y no lo hizo.

 

¿Porqué?

 

Por otro lado, la ministra Margarita Ríos Farjat y el ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena votaron en contra de que se acepte la petición de la FGR, lo que dejó la votación en dos contra dos.

Ríos Farjat retiró en marzo pasado un proyecto que desechaba el recurso de revisión interpuesto por la FGR y dejaba firme la sentencia del tribunal colegiado, lo que abría el camino para liberar a Aburto a partir de ese mismo mes, tras haber cumplido 30 años preso.

De esas se siguen viendo en las altas esferas del poder judicial, aun Aburto esté confeso de ese crimen artero, por lo que no merece ningún privilegio legal.