Editorial

26/septiembre/2024

 

Podrán ser muchos los optimismos, por los avances logrados en el presente gobierno, en el promedio de las entidades, pero el enorme y serio rezago social en México no se resuelve en un sexenio; tenemos pendientes de todo, rezagos pero también flagelos sociales, miserias tanto acumuladas como multitudinarias de casi un siglo que nunca atendieron gobiernos fallidos.

 

No se resolverá eso en el siguiente y menos con una oposición que solo quiere ver quebranto y equívocos en los proyectos de la 4T para hacer su escándalo.

 

Y para eso recurren a todo lo que tienen: los medios de comunicación.

 

Ya ni se diga para la cuestión estatal, pues no son pocas las entidades e incluso regiones del país, que fueron prácticamente olvidadas por décadas, y que son verdadero problema de desarrollo social, desigual e injusto, y mientras la federación se sirvió de Chiapas, pues no fue equitativa, correspondiente en cuarenta años, Chiapas se vive el rezago social más alto de la nación y eso que se dio una clara disminución en el periodo “populista” de AMLO y Rutilio Escandón.

 

Para colmo, de adentro, el cáncer, los malos elementos o peores chiapanecos que, se han servido de puestos y partidos para medrar de los dineros y programas del estado, que aun con esa traición no dudan en desgarrarse las vestiduras por “su entidad” y hubo hasta los que reaparecieron buscando candidaturas, eso sí, por Morena, pues están “convencidos” de que esa es la nueva vía para el progreso del estado.

 

Pronto entraran los nuevos a roer hueso en las presidencias municipales, y las curules del congreso estatal, en los cargos públicos del ayuntamiento, y desde luego, en la representación federal, según ellos dignos, idóneos, comprometidos.

 

La nación –obvio la entidad- debe estar más allá de los nombres y las siglas, pues hay que pensar en proyectos de impacto, pero igual en los de mediano y largo plazos, que son los que consolidan a la nación, y sobre todo una entidad como la nuestra que es de hechos, para proyectar nuestra gente, llevándole los caminos y los nexos, la escuela y los maestros, la clínica y los médicos.

 

Hay que integrarlos.