La ultraderecha es extrema; hoy los gobiernos de esa tendencia no resuelven la pobreza, la ignoran: la dejan a la suerte de la especulación y es completamente ignorada, cuando no eliminada, como pasa ahora en Angola, Níger -sin que se difunda nada en los medios conservadores-, o Argentina, nación en la que su presidente acaba de abolir la ley de jubilados, y sucede en no pocas naciones Latinoamericanas.
El punto es que el presidente Andrés Manuel López Obrador ha sido objeto de muchos ataques de esa corriente política que, tiene presencia a través del jefe del Departamento de Estado de Estados Unidos -que es republicano-, y desde luego, en varios países del continente, como Argentina, Ecuador, Perú, y en otros lares, como España, desde dónde también orquestan ataques contra la 4T, por “comunista”.
Lo graves es el intervencionismo para “someter” al colaboracionismo a México, y que la derecha mexicana apoye esa barbaridad contra la soberanía y el patrimonio de la nación, demuestra no solo falta de ética, sino de nacionalismo.
Quieren la energía del país, insisten en eso desde el extranjero, por eso la referencia de Ken Salazar, el embajador de Estados Unidos en torno a la reforma judicial.
Dentro, los panistas acusa que el “piso no es parejo”, pues AMLO y Morena ganaron todo, y se trata de otro sexenio a la 4T, a primero los pobres, y determinara esa prensa tradicional, si le sigue haciendo eco abusivo a una oposición recalcitrante y sin presencia.
Porque esa es la verdad: no tienen presencia, y eso se nota en las cámaras de la federación que hoy, recibirán la reforma jurídica para someterla a discusión.