René Delios
Para mediático el presidente de México: en medio de todo tipo de ataques generó una enorme burbuja en imagen inmaculada para millones, pero a la vez, llena de polémicas, y no es mentir que no pocos de sus seguidores lo consideran una especie de caudillo, que obviamente recibieron el apodo de amlovers, en esas ocurrencias del mexicano que ojalá fueran para bien, y no solo para el divertimento en las redes sociales.
Me queda claro que no deben ser pocos los amlover que aún tienen la idea de perfección del presidente, un político acuñado no solo en la vieja escuela priista de la que se retiró décadas ha, sino que fue adoptando una izquierda sino recalcitrante si populista, por lo que no sorprende su poca simpatía con las oligarquías, aunque no deja de llamar la atención de que como sus antecesores en el Ejecutivo, pareciera querer crear la propia, en la idea de que su modelo de gobierno de centro izquierda desvinculado a lo neoliberal -también un término que empezó a ser cuestionado como modelo económico de gobierno en sus años mozos cuando gobernaba José López Portillo-, tiene que fortalecerse porque según esto, es la única vía que podría posibilitar erradicar la pobreza en México, óptica no sin razón pues el neoliberalismo en seis sexenios nada más no pudo, y por el contrario, incrementó la carestía de la vida, depreció el peso, carcomió el servicio público, sembró la corrupción que permitió el desarrollo del crimen organizado.
Todo eso es cierto, pero ¿Todo el pasado es malo?
Insisto en que no puede ser que AMLO no se de cuenta que en su partido, entre sus aliados, hay gente que ha sido oportunista, bisagra, improductivos para la democracia -se han montado descaradamente en ella-, pero ahora sí, con Morena, comprometidos con México.
¿A qué juegan entonces estos señores de las cúpulas?
Ahí tienen los consorcios televisivos que cuando les suspendieron los recursos publicitarios se erizaron y ahora, que repite Morena, es claro a cuadro que sus comentaristas le bajaron en contra del mandatario, y ya “cubren” a Claudia pues en éste país el “no te pago para que me pegues” es vigencia más allá de los sexenios y las siglas partidistas en el gobierno.
¿Qué no?
A diario leo, veo y escucho ocurrencias, improvisaciones, pero también intolerancia de los que deben aguantar vara: son servidores públicos, sujetos a escrutinio, al “juicio de la historia”.
Ojalá fueran al juicio de la ley, en especial tanto ex gobernador hoy incrustados a -o simpatizantes de- la 4T, otros distantes ya de la política, pero que no son llamados a cuentas aún en sus entidades respectivas pregunten -sin respuesta- ¿Qué le hiciste al varo de seis años?
Sí, la gente suelta frases ocurrentes para el “me gusta”, memes que la verdad no sirven para nada si no se presentan esas cosas sustentadas, pero obviamente acompañadas por la verdadera voluntad de hacer justicia.
Pero no, esa nueva oligarquía está protegida, acuerpada, con curules, consulados, disposiciones.
Espero que el caso Lozoya no termine en el puro bloff, en una manipulación de la justicia como pasó con Elba Esther y Andrés Granier, que hasta fueron exonerados -para eso va Javier Duarte- y pues como se sabe que Lozoya está tranquilamente en su casa, con su caviar y su copa de Barón Balché frente a la piscina, en un arresto domiciliario -en una residencia, no como la casa de tu colonia- e igual doña Rosario Robles Berlanga, ya también en su casa.
Pero dicen que no es necesario reforma el Poder Judicial.