Tubo de ensayo

7/agosto/2024

René Delios

 

Desde luego que en la aldea se ponen a criticar que Chiapas no progresa pero no registran datos simples que denotan que sí, muy aparte de la testosterona que genera el morbo de la actividad criminal, como si eso fuera privativo de Chiapas porque “antes no existía”, y como en otros puntos del país, esto no se gestó ahora, sino que era un tráfico que se realiza desde hace años, y más con una selva tan porosa, por dónde, desde hace décadas, pasan de todo, y que se ha recrudecido ahora por las diferencias o desacuerdos entre carteles.

 

Eso genera desplazamiento -que no un éxodo ¡Cuánta inquina!-, enfrentamientos, muertes, pero también supuestos levantamientos o reclutamiento forzado, en una idea que se ha generalizado, y regresamos a que, como esos carteles que explotan el miedo, pareciera que en las opiniones en las redes y no pocos medios informativos pasa lo mismo, pues dan por cierto –como ha pasado con tantos temas que resultan fake news-, que ¡toda! La entidad es un caos y eso no es cierto.

 

¿Esa violencia multicitada se registra en los 124 municipios chiapanecos?

 

Eso del llamado reclutamiento forzado si es cierto; pasa por todo el país.

 

En octubre de 2023, en una mañanera, el presidente dijo “Puede darse una especie de reclutamiento forzado de jóvenes, una leva, por parte de la delincuencia”, pero también afirmó que eso se da porque ya no pueden sumarlos a sus filas aun las ofertas económicas, pues ya hay respuesta social a ese sector de la población.

 

Y eso también es cierto, en especial porque datos de la CONEVAL, indican, al menos en el caso de Chiapas, que se ha logrado reducir su tasa de población en situación de pobreza en un 10.6 por ciento, superando a otros estados del país en esta métrica crucial, y por otro lado, el IMSS, indica que la entidad chiapaneca al momento ocupa el primer lugar en generación de empleos formales, y pues contrario a los jóvenes del norte a los que sí atrae esa ilusión de ser narcos –así como a los centroamericanos los atrae el sueño americano-, para tener una vida llena de dólares y una “güera” de cada lado, como lo ven en series y películas, a los indígenas no.

 

No es su anhelo de vida.

Al reusarse los secuestran, aun sean menores de edad, a los que quieren entrenar en las lides delictivas cuando no tienen la condición de matar a nadie, y por lo general terminan siendo la “carne de cañón”, tal y como pasó en la revolución mexicana por parte de los “pelones”, con las famosas “levas”.

 

La cuestión es más seria que la critica terca; la que no hila –sin estudiar el tema-, el por qué se da la presente situación, y riega hiel en torno al gobierno por no actuar con rigor en contra del crimen organizado, el que no data de ahora, y como pasó por todos lados, dejaron crecer el tumor.

 

Ahora ya es maligno: toda anarquía atenta contra la sociedad, pero tarde o temprano, también en contra de quien la genera; ahí está el caso del Mayo y de la extraña traición de la que fue objeto.

 

Regresando: se inaugura el puente atirantado en La Concordia y enseguida la derecha recalcitrante –hay los que la profesan, pero ignoran que son de esa tendencia-, inicia una campaña absurda: lo va a usar el narco.

 

La cuestión es que el narco usa todo -empezando por la gente-, como usará la autopista Tehuantepec-Mitla próxima a inaugurarse, o ya usa la autopista Oaxaca-Puerto Escondido, inaugurada recién por AMLO.

 

Igual usa puertos, aeropuertos, caminos vecinales y hasta de herradura, y  cuando no es por la vía de la violencia, es por la del varo, generando corrupción, violando los filtros, generando zozobra –es cierto- y volvemos a la cultura del miedo, que ya se ha hecho norma a base de asesinatos a los que no aceptan la extorsión, en especial en el comercio.

 

Eso ya no son miembros de los carteles que tienen una dedicación en específico, sino de lo que se conoce como crimen organizado, o asociación delictuosa.

 

No es la entrega de hoy un razonamiento sociológico del caso, pero si busca exponer el cómo la posición política en las redes “infla” la situación determinada sobre lo que sucede en una entidad, y ni se diga en los medios de comunicación, peor aquellos que buscan “exhibir” -no informar-, a cambio de un beneficio, cuando los manden a llamar.

 

Pasa más de lo que se imaginan, y no les importa el daño que ello –peor que la pobreza- le genera a la entidad, que por fortuna, con trabajo ha logrado revertir la pobreza y generado ocupación para sus habitantes.

 

Pero eso no es lo importante, pese a que ahí están los números, siendo favorable que para los más, esa es una buena –en medio de la mala- noticia.