Tubo de ensayo

1/agosto/2024

René Delios

Lo que se debe hacer en México para no depender de los productos del extranjero, es generarlos en el país, y nada más no se puede. No al menos desde el gobierno federal, pues es mucho más factible que lo haga la iniciativa privada.

 

Por eso difiero de eso que señaló el presidente Andrés Manuel, sobre el que México deberá reforzar sus estrategias para reducir la dependencia que tiene de las importaciones chinas, que le permita avanzar en la autosuficiencia de diversos productos y consolidar la economía mexicana y, en general la economía de América del Norte.

 

China es una potencia que no necesita de México ¿Para qué alzar tanto la voz? cuando no tenemos autosuficiencia alimentaria, que es lo fundamental.

 

Los productos chinos se consumen en México porque pese a traerse desde allá, están accesibles al salario mexicano y los gringos no, pues son mucho más caros pese a estar al lado. La economía vecina es de alta rentabilidad, y poca inversión, y ni aun así es económico para con el socio y vecino que somos nosotros –al contrario, siempre ha tratado de sacar ventaja-, y aplica aranceles y demás instrumentos del neoliberalismo que paga mal, de ahí que la relocalización sea la nueva faceta de ese sistema económico, en el que México tiene muy buena perspectiva, pues es de mano de obra barata, y forma parte del mercado más grande del mundo (el T-MEC), con quinientos cincuenta millones de potenciales consumidores.

 

Y es que se trata de ganar, no de distribuir, ya no la riqueza, sino hasta la ganancia, y en esto los que llevan la menor tajada son las sedes de la materia prima y el trabajador.

 

Se dice que México ha avanzado paulatinamente al punto que ha desplazado a China como principal socio comercial de Estados Unidos, pero los asiáticos siguen teniendo presencia, y la tecnología que ellos producen no la hace México, por lo que no es por ahí; lo que subyace es que China le compra solo once mil millones de dólares anuales a México, en tanto nuestro país se pasa: cinto veinte mil millones de dólares, por lo que el intercambio comercial no es parejo, a lo que el embajador chico, al fin bravucones, respondió con un “tenemos más gama de venta”, como sí la nación mexicana vendiera solo chácharas, o dependiera de los asiáticos, de ahí que el presidente abordó el tema de manera directa.

 

De esa falta de reciprocidad de parte del país “socialista” que se comporta como capitalista, hay indicadores.

 

Uno de ellos fue citado por el diario El País, apenas en mayo de éste año, en un titular de nota con autoría de Isabella Cota, decía “La ruta comercial de China a México, se dispara un 60% en enero y se consolida entre las mayores del mundo”.

 

Pero no termina ahí; en el sumario añadía: “Los datos globales de tráfico de contenedores, compilados por la empresa Xeneta, abonan la tesis de que Pekín utiliza la vía mexicana como un modo de evitar los aranceles y restricciones a productos chinos impuestos por EE UU”.

 

La información destaca que “Mientras que el comercio global da señales de debilitarse, el envío de bienes de China a México no para de crecer hasta colocarse como una de las rutas con “el comercio de mayor crecimiento en el mundo en este momento”, según la empresa europea de análisis de datos Xeneta. La demanda de contenedores para el comercio en esta dirección incrementó 59,7% en enero de 2024 en comparación con el del mismo mes de 2023”.

 

Y esto es el origen de las diferencias, pues por México transita mucho producto chino que se puede duplicar vía Transístmico o interoceánico, y “movilizarse” sin que lo detecte EU hacia toda América Latina, en dónde no puedan tener efectos los aranceles y sanciones de EU.

 

Es por eso que de parte de China no hay reciprocidad.

 

Por lo pronto en su conferencia del lunes pasado, sin que viniera al caso, López Obrador la dejó ir al anunciar que podrían reducirse aún más las importaciones de China, lo cual no significa eliminarlas, porque dijo, es necesario contar con una economía abierta al mundo, no cerrar las economías pero sí avanzar hacia la autosuficiencia.

 

Esto último dicho, supongo, para que se pongan parejos los asiáticos que, para las cosas del varo, son tan golosos –y pasan sobre quien sea- como los mismos gringos.