Editorial

31/agosto/2024

Ahora que los legisladores tomaron posesión, la pregunta es ¿cuántos de éstos son legítimos? Porque hay muchos que ganaron por proporcional, no por mayoría propiamente dicho, esto es, con el voto mayoritario de su distrito, pues hay los que incluso, resultaron con un abstencionismo mayor que la votación.

 

Me viene a la memoria aquello del diputado independiente por Jalisco, si mal no recuerdo de apellido Kumamoto, que planteo que “Sin votos no hay dinero”, y desde luego queda claro que sin dinero no hay partidos, es más, no habría parásitos políticos brincando de curul en curul como ahora, ni aparecerían anodinos sin ninguna presencia pero colados por la gracia grande de un apadrinamiento.

 

Todo esto porque finalmente Morena es mayoría en ambas cámaras, y luego de este proceso de la reforma al Poder Judicial de la Federación, con seguridad –ya con Sheinbaum en el poder-, va a llegar a San Lázaro, la reforma electoral, y en esa idea va a ir implícita desde ahora, la propuesta del presupuesto de egresos de la federación, que la presidente electa tiene ahora en estudio.

 

México no entra a elecciones generales hasta 2027, en que se celebrarán las elecciones federales intermedias, y en la que los especialistas, auguran será el fin del PRI que, para 2029 va a ser un siglo de fundado.

 

Y en la segura de que no hay mal que dure cien años, y al ver el cómo se ha caído la preferencia por el tricolor, hay los que no dudan que su final esta cerca, aunque militantes de prosapia –inconformes con los modos oportunistas de Alejandro Moreno, su líder nacional-, dicen que trabajarán para levantar a ese partido.

 

¿Pero qué con las entidades?

 

En Chiapas al menos el priismo está prácticamente desaparecido: las últimas dirigencias lo dejaron caer, y es complicado que, sus antiguas bases jalen con sus siglas pues, las dirigencias se distanciaron soberbiamente de los sentimientos políticos de barrios y colonias, que por décadas dieron mucho apoyo a ese partido.