Editorial

24/agosto/2024

 

Aun los triunfalismos de su reducción, tenemos una nación con más pobres que los calculados, con una crisis que ni sube ni baja, por lo que no es viable confrontarse con las prácticas de la economía mundial, aún a su modo manipulador, aun el mandatario mexicano diga que acá dentro nada más no: que el neoliberalismo ha muerto.

 

La realidad es que allá afuera, en donde predomina y se expande la globalización económica, incluso en Cuba o China, y ni se diga ya en Rusia, ese neoliberalismo sigue vigente: allá afuera, la política económica de la 4T debe cuadrar con ellos, si quiere vender, si quiere que vengan a invertir: ¿qué tiene México de producción que no puedan conseguir las naciones pudientes en otras emergentes en América Latina?

 

Lo bueno de México –pese a los dichos- es que es vecino de Estados Unidos.

 

Contrario a los tecnócratas primero y a los científicos después que le apostaron a los mercados, la administración de López Obrador busca la autosuficiencia alimenticia y energética, pues tenemos tierra y agua, gas y petróleo, mares y aire con qué lograrlo, aun no le apueste del todo a los inversionistas extranjeros.

 

El gobierno federal tiene la idea –no el dinero- de la inversión del Estado en Pemex y CFE a corto plazo, ya cuando existen inversionistas importantes de España, Canadá y Dinamarca en ese rubro, en especial el eléctrico, tanto en generación hidráulica -Tuxpan-Papantla-, como eólica en el Istmo de Tehuantepec, y que es ya parte importante del cinturón transístmico en el que participan ya, inversionistas mexicanos.

 

Cada nación se implica en el neoliberalismo hasta dónde quiere o se lo permiten en su caso su legislatura, por eso en México la “abrieron” en 2014 durante el gobierno de Peña; dentro de sus fronteras aplica las políticas económicas de acuerdo a sus leyes, pero en éste nuestro país se robaron el dinero, aparte de que la corrupción que se permitió en no pocos países de parte de los gobiernos –incluyendo, por supuesto, el nuestro-, el supuesto desarrollo fue de la mano con el saqueo de los contratos leoninos, en una corrupción voraz no solo en el país, sino en varias naciones en el mundo, y con la sorpresa de que China o Rusia la aplican igual que los occidentales neoliberales en sus zonas de dominio, imponiendo sus intereses dónde invierten.

 

Ese es otro acertijo mundial que debe abordarse, como la guerra, el hambre, la pobreza.