Apenas el gobierno federal se refirió a la especulación generada por financieras en México, que impactó en la bolsa de valores, aprovechando la variación que se dio en el dólar con relación al peso, que derivó más del comportamiento inflacionario de Estados Unidos qué del resultado electoral –como insisten en hacer creer-, y que la oposición impotente manipuló sin sentido que no sea darse a notar, pero más que la verdad, salvo la especulación centavera, el gobierno mexicano ni se alarmó, y menos luego de que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación dio a conocer que quedaban sin efectos las impugnaciones, por no sustentarse en ningún sentido, como tampoco el alegado de la opositora Xóchitl Gálvez, por lo que Claudia Sheinbaum fue declarada Presidente electa de México.
Los campos financieros se estabilizaron.
Pero así es el ruido, la manipulación en un país en dónde la oligarquía no estaba acostumbrada a perder, porque eso también fue un mal contraído en los gobiernos neoliberales, en la que una generación de empresarios y funcionarios corruptos acumularon riqueza, pero generaron más pobreza, deslizaron programas sociales, como los de salud preventiva, no se preocuparon por las tasas de natalidad y la explosión demográfica empezó a superar a los presupuestos, los que para colmo, eran depredados.
Esa oligarquía se sintió despojada.
Reaccionó virulenta y viral, atacó a AMLO, la 4T y a Morena, como si tuvieran razón, y solo había resonancia y replica entre ellos, no entre la base social que nunca los tomó en cuenta, pese a que, desde Estados Unidos incluso financiaban ese ataque.
Es por ello que ayer en la mañanera el presidente López Obrador refirió que va a presentar una nota diplomática por injerencia a EU, “Es que ya van muchos años y se hacen como que no escuchan. No solo es por México, seguro es lo que están haciendo en otros países, financiando a opositores, que es una mala costumbre”, refiriéndose a la organización Mexicanos contra la Corrupción, a través de la cual se han patrocinado marchas como la de “Marea Rosa”, “el INE no se toca” y la última en contra de la sobrerrepresentación que se realizó el domingo pasado, en la que fue claro el acarreo, en busca de fomentar la idea de que cuentan con el pueblo.