Si ahí está la solución, hay que crear la infraestructura, pero no leonina, no tipo Cancún o Acapulco, o Los cabos, sino en términos populares para que Chiapas sea receptos de ese consumidor olvidado como lo es el turismo nacional, que para nada puede competir con el otro, el extranjero, que trae los dólares, el objetivo de las cadenas hoteleras que siguen en la misma de pretender abusar de ejidatarios, comuneros dueños de los litorales paradisiacos que abundan en México, en los que se puede practicar el otro turismo, el sustentable, el ecológico, en especial en Chiapas, se repite, con todo lo necesario para ello.
México recibió a 21 millones ochocientos mil turistas internacionales durante la primera mitad de 2024, los que realizaron un gasto calculado en 17 mil 578 millones de dólares, los que se concentran en Quintana Roo, Rivera Maya, alto Pacífico, Veracruz-Tamaulipas,
Según las Encuestas de Viajeros Internacionales, que dio a conocer el Inegi, que estima que el número de turistas internacionales en el país registró un descenso de 1.07 por ciento frente al primer semestre de 2019, antes de la pandemia de Covid-19, cuando en aquel entonces visitaron desde el extranjero 22 millones de turistas.
No han sido pocas las veces en que se cuestiona eso, por lo general causado por el monto de los costos de cuartos y demás servicios, que por aparte, el turismo nacional no puede pagar.
Y es que las cadenas hoteleras ni en temporada baja quieren reducir el costo para que el consumidor nacional alquile sus instalaciones, cosa a la que han hecho alusión titulares municipales de turismo de Acapulco, Cancún, que han señalado que esos consorcios no pagan más que el predial –y a veces ni eso- por tener el uso de playa, que en el periodo neoliberal por poco hasta privatizan, cosa que vino a eliminar la presente administración.
Chiapas puede entrar en eso, regulando precios, desde luego, asegurando el tránsito, también, para ese turismo nacional rechazado por la industria sin chimenea.