René Delios
Los empresarios hacen dinero y generan los empleos; los líderes, que deberían formar más líderes, lo que hacen o hicieron es usufructuar económica y políticamente de la pobreza de sus gremiales, sea a través de programas del gobierno, sea electoralmente, comprometiendo el voto de su gente.
Eran las famosas “cargadas” de las que ya nadie habla, lo que sí queda aparte de la pobreza, es la explotación política de ésta.
¿O qué son esos programas asistenciales contra la pobreza?
Leí que Sheinbaum incrementará otros servicios de asistencia social para adultos mayores, como el servicio médico en casa, en una atención que no está de más pero que corresponde a sus familiares y de paso revisar las condiciones de vida del beneficiario, pues los apoyos económicos pueden ser aprovechados por sus cuidadores abusivos, todo esto en el entendido de que si se les va a brindar un paternalismo de esa calidad, bien habría que ubicar bien la condición social del mayor.
Los programas sociales tienen medio siglo, y me refiero a los que buscan abatir la pobreza, no el de apoyo a jóvenes estudiantes o a los “construyendo el futuro o madres solteras y demás demagogia, sino a los de desarrollo, como “Sembrando vida, que no van acompañados de una planeación que permita ir mejorando el rango de oportunidades: no, en más de medio siglo no generan riqueza, y como para que ya se conociera que ha habido núcleos de población que han mejorado su situación, y contrariamente los hace dependientes de ese dinero bimestral o mensualmente –según el caso- y eso se llama paternalismo, una de las ramas políticas del populismo, y que para los que no lo saben, no es invención de Morena, y sí del PRI, y que junto con el corporativismo –sindicatos, CTM, CNC, CNOP, empresarios- llegó a ser uno de los dos pilares del clientelismo tricolor, principal instrumento del presidencialismo para todos aquellos que le fueran “institucionales”.
En ese sentido poco ha cambiado; actualmente no hay tal trato, pero los programas sociales para los pobres siguen bajo la sospecha del abaratamiento del criterio, sometiéndolo a dar su voto a cambio de que, el sistema siga el sexenio que viene, y siga el beneficio tal cual, porque no hay las condiciones para lo contrario y dejen de ser parasitarios: mejorar la calidad de vida a través del ingreso propio.
La realidad es que siguen sujetos a esas miserias del Bienestar.
La otra es que no se puede confiar en los empresarios acusan desde la oposición, como si no fuera conocido el cómo México levanta su economía: más de 18 millones de turistas en lo que va del año, genera riqueza, empleo, cierto, pero ¿Pagan bien a sus empleados en ese sector?
No; se quedan hasta con lo de las propinas en esos paquetes todo incluido; eso mismo hace el gobierno; es mal patrón.
Baste el ejemplo tremendo del servicio médico que reciben los trabajadores, por ejemplo, en el municipio de Tuxtla Gutiérrez, que reciben servicios médicos mediocres, clínicas subrogadas con servicios de muy pésima calidad, a costos millonarios.
¿Quién evalúa eso?
Ni al magisterio se les paga bien en México, y eso que están a nivel licenciatura; eso sí, quien se capacite asciende, y eso también pasa con los obreros calificados en las empresas: el sindicalismo no; te sitia tras un escritorio o frente a una máquina por tres décadas, hasta la jubilación y es difícil, complejo -de tráfico de influencias-, conseguir la recategorización, por obra de AMLO, van a recibir el cien del salario al jubilarse.
Pero eso fue por el presidente, no por los líderes sindicales corruptos: por ellos sus representados pueden seguir siempre pobres, para que sean eso, sus representados y él su “líder comprometido”, y como en los sindicatos “charros”, ahí se quedan siempre de dirigentes.
Por eso fueron los primeros en ser eliminados de los programas del Bienestar, pues otrora a través de ellos llegaban a los beneficios del gobierno, al que le garantizaban disciplina, servilismo, votos.
Pero ya no se dio más a través de organizaciones o dirigencias: el dinero es directo al campesino, agrícola o agropecuario.
Por eso grande fue su coraje cuando luego de años y años de estar recibiendo dinero sin producir, se los quitaron y varios -antorcha campesina, por ejemplo- se desgarraron las vestiduras porque dejaban a los hombres del agro sin recursos, y también, grande fue la sorpresa de los beneficiarios cuando recibieron su varo directo, por lo que no necesitaban ni organización, ni líder, ni represente de nada y ni ante nadie.
Igual eso de los proyectos productivos: era un paternalismo disfrazado para robar dinero -en especial vía campo mexicano-, que usufructuaban líderes y funcionarios, en una nación acostumbrada a que todo se lo de papá gobierno –porque eso sigue-, en vez de activarse para mejorar, y con los recibos del pago de impuestos en la mano, exigirle a los gobernantes -todos, sin excepción- que ya trabajen en buena lid, con resultados que se vean, porque ya saben que quien no da resultados da excusas.
Vale.