René Delios
Pues ahí está el Tren Maya: el último tramo -de Bacalar a Cancún- será inaugurado en septiembre; es la última obra emblemática del sexenio que falta terminar, y que sigue siendo objeto de una inspección ambiental de rigor, crítica dolosa en referencia, y en síntesis manipulación informativa desde ambos bandos, y muy seguramente será inaugurado antes de que termine AMLO, y que como la refinería de Dos Bocas, merece aún la inquina desbordada de sus adversarios genuinos, que no bajan el tono de la crítica a la obra, absolutamente necesaria para un país que no se puede dedicar a extraer el producto –que le sobra-, sin transformarlo para darle valor agregado y bajar el costo de su importación, no al consumidor, pues la gasolina cotiza en las bolsas, por lo que su precio es de estándar internacional, salvo se subsidie.
Pero esa es otra cosa.
Pero hay los que hasta hicieron un estudio revuelto para dejar en claro que sale más barato comprar la gasolina en el extranjero que fabricarla en México, en tanto las petroleras del mundo se llevan el pesado Maya que se extrae de la sonda de Campeche, por ejemplo, y ya nos la regresan en buques cisterna hecha combustible y otros derivados de los hidrocarburos, que se seguirán usando o consumiendo mínimo medio siglo más, porque una cosa es dejar de usar combustibles fósiles en el transporte, y otra prescindir de plásticos, y otros miles, pero miles de usos que se le da a los derivados de los hidrocarburos.
Pero bajo esa óptica lerda, de apariencia, so pretexto de las energías limpias y de la apertura,
Pasaron treinta años en que la tecnocracia priista y panista dejaron hundir a Pemex y a la CFE, y vendió paraestatales –incluyendo Telmex, aceros de México, ingenios azucareros- en la idea de que el estado es mal administrador y ponderando la iniciativa privada para ello, lo que en la idea no estuvo mal, solo que esa iniciativa privada fue leonina gracias a la corrupción que, de siempre, se impone en este país.
Ahí tenemos lo de la refinería que, en vez de reconocer la realidad de que es más barato transformarla que comprarla al exterior, insisten en que fue un gasto excesivo e innecesario, anti ecológico, cuando, eso de las energías limpias no va a ser realidad en décadas pues, aun no hay la energía que sustituya a los combustibles fósiles para mover aviones o buques de carga, por ejemplo.
Pero se trata de llevarle la contra al presidente, que los desafía, los reta, los confronta, y les gana, esa es la realidad, y se los demostró en las elecciones de éste año.
Va a terminar su tren luego de que les ganó la elección presidencial, como su burla final sobre su paranoia en contra del neoliberalismo, una tendencia económica globalizadora que se materializó y en ese inter, perdió su sensibilidad social, para ser explotador y depredador bárbaro de México.
La globalización es inevitable en un mundo comunicado; se da en dinero y culturas, conocimiento y tecnologías: es inevitable –insisto-, por lo que ni al caso tratar de bloquear su brazo económico como lo es el neoliberalismo, pues hasta China le entra al comercio e intercambio financiero mundial, aunque si aplicar el proteccionismo económico para que no descobijen a la nación como pasó durante tres décadas, de maquillaje económico que no aterrizó -¿Por qué?- en lo social.
La verdad poco hacen los países dentro de lo neoliberal, sobre detener la tendencia depredadora, destructiva del habitad, aun ese pacto de Paris contra el cambio climático y el tema de las energías limpias por un lado, y controlar los contaminantes derivados de los hidrocarburos por otro, aparte reforestar y limpiar el agua de ríos y lagunas y todo lo que va a dar al mar: “Hay que humanizar –aunque se lea desfasado- al dinero”, se dice en uno de esos encuentros que en tres décadas no han logrado nada, pues sigue lo mismo: desforestación, contaminación, depredación.
Dentro de ese argot se incluyó a la refinería de Dos Bocas, que es una instalación menor en comparación (https://expansion.mx/…/06/20/nuevas-refinerias-en-el-mundo) a otras que se construyen por todo el planeta, pero eso no lo dicen los adversarios del presidente, no lo dice la ONU ante ese Pacto de Paris.
Pero así son los analistas y activistas ecológicos, dolidos porque en México les quitaron su partida por excesiva, y sin que contribuyeran en nada a la nación, de ahí que se le fueron con todo al Tren Maya, con el apoyo de TV Azteca y Televisa, un buen de radiodifusoras e impresos nacionales, que arden nuevamente porque el voto, le dio su preferencia a Morena, y con ello a AMLO y a las políticas de la 4T.