René Delios
O sea, resulta que los programas sociales paternalistas diseñados y practicados por el PRI -e igual utilizados por el PAN cuando fue gobierno-, son populistas y fueron utilizados por AMLO con fines electoreros.
¡Me sorprenden con esas erudiciones!
Durante gran parte del siglo pasado el “sistema” priista utilizó esas dádivas para contar con el paternalismo, que a su vez generaba clientelismo y corporativismo, instrumentos del institucionalismo a ultranza del -repito- sistema presidencialista, que utilizaba los recursos presupuestales a beneficio político, a través de su partido, el PRI, que sin serlo actuaba como una institución oficial, sobre todo porque a través de éste el presidente ejercía su mayor poder: elegir a su sucesor, pero también sus instrumentos de poder designando candidatos a diputados y senadores; proponiendo magistrados y ministros a la suprema corte, por lo que ejercía total poder sobre el legislativo y el judicial.
¿O ya se les olvidó?
Parece que al pueblo “que despierta” no, y se lo reiteró en las pasadas elecciones.
Desde luego que esos recursos de beneficio social se deben dar pero de manera integral, es decir, apoyados por programas colateral regionales que permitan el desarrollo sustentable, y los ciudadanos puedan mejorar su expectativa económica y por lo tanto social, hasta que dejen de depender de ese recurso público.
Pero no fue así.
Contrariamente a paliar la pobreza, se instrumentó la explotación de ésta, incluso en el sector primario en que hicieron dependientes a cientos de miles de campesinos a través de organizaciones exprofeso -adheridas al PRI, desde luego-, y ahora les brinca que AMLO haga lo mismo, solo que sin esas organizaciones que ya no son de ninguna utilidad política y menos administrativa, de las que la 4T prescindió para otorgar el recurso directo a cada beneficiario, como debió ser siempre, pues al menos el treinta por ciento del recurso destinado “para los hombres y mujeres del campo” a través de ¿Qué le gusta? veinte instituciones -Pronace, Inmecafé, Fira, por ejemplo-, fue robado por los líderes y funcionarios que se hicieron millonarios por sexenios, con el perjuicio social que hoy vemos: no hubo avance.
Y eso que el sector agropecuario se compone aproximadamente de cuatro millones de productores con actividad agropecuaria o forestal, y de esos -de acuerdo a datos oficiales- el 67.8 por ciento son menores o iguales a cinco hectáreas -o ejido pulverizado-, los que pese a sus condiciones precarias y técnicas para producir más por hectárea y a la falta de apoyos económicos gubernamentales específicos, generan el 39 por ciento de la producción agropecuaria nacional, en tan sólo el 16.9 por ciento de la superficie laborable de nuestro país.
Son los “hombres y mujeres del campo”, los que se usaban para la foto, en la que aparecían de benevolentes los mandatarios, gobernadores y hasta presidentes municipales, en esos programas que reparte el paternalismo, que la verdad no ha servido para mucho en más de medio siglo, y ni servirá si no se cambia la óptica y se aplica un proyecto en busca de hacer más rentable la hectárea, y esos campesinos se vuelvan autónomos y produzcan más, y se olviden de las dádivas institucionales, que irremediablemente llevan implícitas las siglas del gobierno que las reparte.
¿O no?
Porque ahora se la dejan caer a la llamada 4T o Morena, como explotadora de la pobreza.
Me sorprenden, la verdad.
Y más con el hecho de que luego de la paliza del 2 de junio, insistan en que Morena va para abajo, cuando va a ser gobierno en 24 estados del país, y es el partido que ha crecido más en proporción al resto, en los últimos diez años, y habrán de valorar eso de que fue por AMLO, porqué éste no apareció ahora en la boleta electoral y ahí están los números, los resultados.
Como que para enfrentar al adversario hay que conocer su realidad de combate.
¿O no?
Minimizarlo ni al caso; ya quedó claro que atacarlo -porque es una crítica sin ética, la más de las veces- fue un error, como deben de reconocer que fue un fracaso la coalición opositora, que integró a partidos antagónicos por décadas, como lo fueron el PRI con el PAN, el PAN con el PRD, el PRD con el PRI; sus seguidores de años no solo guardaron silencio, sino que omitieron su voto.
Porque se debería conocer también eso: qué porcentaje de militancia de esos partidos no estuvo de acuerdo con esa alianza; qué porcentaje del abstencionismo registrado se desprende de esa causa.
Digo, porque solo hablaban de que Morena registró una merma de 14 millones de votos en 2021, y era gente que volvería a los partidos tradicionales.
Eso sencillamente no pasó, y contrariamente tres años después la votación fue incluso más alta que la lograda por AMLO en 2018.
¿Porqué?
Esa es una cuestión que debe analizar la oposición.