Tubo de ensayo

1/julio/2024

 

René Delios

 

Desde las elecciones de 2018 en Chiapas fue otro el escenario; muchos critican, pocos aciertan: nuestra entidad es de las que más han aplicado la transición: del PRI al PRD, del PRD al PVEM, y del Verde a Morena.

 

Tres partidos han gobernado Chiapas en lo que va del siglo.

 

Pero ¿Han sido mejores uno que el otro, desde que el PRI perdió el poder?

 

No hay cómo saberlo, no se han editado números comparativos, salvo datos sueltos como –por ejemplo- que la entidad en dónde más se redujo la pobreza en la presente administración de AMLO, es Chiapas, y eso es referencia del gobierno federal.

 

Chiapas era la mejor posición con que contaba el verde ecologista en el país y desde luego, una plaza que como partido no defendió en 2018; seis años antes, ese partido ganaba la gubernatura sin antecedente alguno, los más señalan gracias a la estructura electoral del PRI con el que se alió, ante el desgaste del PRD, que no pudo repetir un sexenio más en el poder.

 

Con el verde en el gobierno chiapaneco la federación proyectó ese programa de Peña Nieto del que se aseguró en su momento como uno de los logros a destacar dentro del eje de la competitividad y productividad; eran las llamadas Zonas Económicas Especiales, que desde luego AMLO desechó inmediatamente, una vez asumió el ejecutivo, pues se le invirtió mucho a lo que nunca se hizo: Chiapas era uno de esos enclaves de Peña.

 

Las siete Zonas Económicas Especiales creadas durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, como una estrategia para el desarrollo del sur del país, fueron eliminadas por un decreto firmado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, y en su lugar anunció proyectos para el sureste, que generarían empleo, entre ellos sembrando vida, la refinería de Dos Bocas y el Tren Maya.

 

Todo el gasto generado para las ZEE proyectadas para Puerto Chiapas, Chiapas; Coatzacoalcos, Veracruz; Lázaro Cárdenas-La Unión, en Michoacán y Guerrero; Progreso, Yucatán; Salina Cruz, Oaxaca, así como en Campeche y Tabasco -ahí mismo, en Dos Bocas-, se perdió.

 

Igual se ha gastado en proyectos sexenales todo el tiempo, que nada más no siguen en el siguiente sexenio: no eran buenos proyectos, porque se quedaron en eso, como aquel Puebla-Panamá de Fox, por citar uno de tantos.

 

No, ningún gobierno local le pregunta a la federación ¿Chiapas cuándo? porque si bien para el Sureste no se habían generado recursos en 40 años, la entidad ya reclama desde hace mucho tiempo, polos de desarrollo sustentable, no programas de sexenio.

 

No podemos seguir con dinero de Bienestar sin producir, teniendo con qué.

 

Agua hay, humus también: la “productiva” región norte sale de una sequía que aún no se cuantifica.

 

No, no le reclamaron en su momento a Peña porque no se echaba a andar con todo eso de las zonas económicas especiales, y menos cuando llegaron las fechas de elecciones, en que el verde no pudo jalar con Morena en 2018, al menos en lo visible, pues casi inmediatamente de que López Obrador tomó posesión, el Verde se alió al partido del tabasqueño en ambas cámaras, dejando atrás a un PRI ya sin presencia significativa en esos legislativos.

 

Pero también el verde ecologista perdió posiciones, escaños, por lo que a su costumbre -se alió al PAN, con Fox y Calderón, al PRI con Peña-, se fue con el más fuerte.

 

Y ahí está, en la ignominia.

 

En política, en las cámaras, se trata de sumar, y en esa matemática siguen: Morena se queda con los puestos de decisión, lo que irritó a Fernández Noroña, al que la misma Claudia Sheinbaum aplacó: las posiciones son de Morena, dijo la presidenta electa.

 

Los mariachis callaron.

 

Hoy Morena refrenda ser mayoría en Chiapas, y eso sin discusión.

 

Hoy ese Verde y Morena son aliados: acá si es conveniencia pues el ecologista tiene presencia, aporta: se reflejara eso en el gabinete.

 

Había los que señalaban que el de la estructura electoral en Chiapas era el Verde, no Morena ¿Y ahora?

 

Desde 2021 -decía- Chiapas es distinto: ya no fue en esa fecha el efecto AMLO, y más cuando le apostaron a que la imagen de Morena había decaído por el cómo no hay seguridad en la entidad, por el cómo gobierna el presidente en materia económica, y en suma porque el país se va a pique.

 

Los panistas y priistas pasan su velorio, luego del entierro del PRD, y la opinión pública a su favor comenta confundida todo tipo de conjeturas poco sustentables.

 

Lo sustentable son los hechos: la mayoría de los chiapanecos y mexicanos no quiere saber nada del PAN y el PRI en el gobierno, e igual es la muestra de confianza en la 4T y su continuidad como modelo de gobierno, que es volumen muy por encima de los que reniegan de que las mercedes y privilegios hayan terminado, pues “solo cambiaron de lado”, insisten, y sostienen –aun todo lo contrario- que México se hunde, cuando la realidad es que está costando reparar el barco.

 

Esto porque lamentablemente, la corrupción no se elimina por decreto.