Como es común en este país, un tema borra a otro, aunque persista el problema, como sucede ahora con el tema del poder judicial, y antes los trenes, que dejaron de ser noticia en redes; ya nadie habla del avión de Mexicana que desvío de su ruta original, y antes el de los jueces federales que en una oleada, concedieron liberación de cuentas personales bajo sospecha, o liberaron las cuentas de la esposa Genaro García Luna, en tanto la FGR arrestaba a su hermana, o le dieron amparo a Francisco García Cabeza de Vaca, ex gobernador de Tamaulipas, y exoneraron definitivamente a Rosario Robles Berlanga, aun las acusaciones multimillonarias de desfalcos en la llamada Estafa Maestra.
Ya no hay nada.
La semana pasada se arrestó al abogado de Emilio Lozoya, incluyendo la negación como pruebas de las transferencias bancarias del caso Odebrecht, sin contar otros tantos acumulados a lo largo de la presente administración, que iniciaron con el caso Ayotzinapa, cuando se descubrió el cómo se atrajo todo al fuero federal para confundirlo la investigación, al viejo estilo administrativo judicial, como se hizo con los casos Río Blanco, el 68 y Corpus Cristi.
El punto que México es puro chisme: no se preguntó por qué ese avión se desvió, y toda la animadversión se centró en denostar la compañía aérea creada por AMLO, con administración del Ejército.
En el caso Ayotzinapa cae un gobernador, un secretario de Gobernación, un fiscal de la República, en fin, posiciones, versiones, chismes, y nada en concreto a diez años del suceso, que han querido usar incluso políticamente, pero los deudos no lo han permitido.
Ahora la critica versa sobre el nuevo libro de la esposa del presidente, Beatriz Gutiérrez, con toda la mala lid de la derecha que sigue financiando ataques al presidente a su esposa, algo bajo, indigno, y desde luego, inútil.
Igual hasta le hacen más publicidad que daño, como pasó con Morena en las pasadas elecciones.