Lo que sí es cierto es que no había diferencia para el aparato: lo mismo otorgaba mercedes y privilegios a líderes, dirigentes y desde luego a intelectuales, que financiamiento, representaciones, cosas fuera del esquema institucional, a empresarios.
Pero siempre había trasfondo, pues muy aparte de los aciertos, comprendía solo éxito para la élite, no para la base social: así lo referente al PIB.
Esa referencia no significó nunca mejoría popular, y nunca hubo una indignación desde el poder judicial, de ahí que sean lo menos conocidos para “un pueblo inculto”, que no lee, porque suponen que votaron en automático.
El caso es que en las siguientes semanas va a aumentar la presión incluso internacional de la derecha, para que en México no se reforme el Poder Judicial; referencias desde Europa, desde Suramérica, lo indican: ya desde EU, Mike Pompeo -ex secretario de estado- la criticó, Aznar, Rajoy, expresidentes españoles, igual Javier Milei, presidente argentino, o Rafael Novoa, presidente de Ecuador.
En total más de una veintena de exgobernantes de Europa y América Latina condenaron la reforma al Poder Judicial mexicano, propuesta ya no por el mandatario, sino por “el partido oficial”, o sea Morena, para elegir por voto popular a los jueces, entre “otros cambios polémicos”.
Los ex jefes de Estado y de Gobierno -que incluye a Fox y Calderón- son parte de la Iniciativa Democrática de España y las Américas, conocido como Grupo IDEA, y consideran que la reforma se presta para muchas cosas, destacando que es el aseguramiento de la “reelección” indefinida de los gobernantes, cuando el propio AMLO descartó eso desde mediados de su mandato.
Qué difícil es para la intolerancia política de la derecha, aceptar cuando el pueblo –como pasó en Brasil, en Europa- les dice que no.