René Delios
En el solo llamado de Norma Piña a los trabajadores del poder judicial para que defiendan sus derechos en torno a la reforma al poder judicial, se observa la manipulación de la información y demuestra que, en la suprema corte hay gente que no debería estar, muy aparte de su ideología pues, la conducción de la ley debe de ser transparente y expedita –apegada a derecho-, y deslizando las referencias propias de los juzgadores de su probidad y ética, en éste país se sabe que para corruptos, lo de la fiscalización y administración de la justicia.
Y es que los trabajadores de la SCJN no son tema que se aborde en la reforma de referencia, y sí el hecho del cómo se designará a los ministros, magistrados y jueces, siendo la propuesta del ejecutivo la elección popular –como sucede en naciones como Guatemala o España-, y que rechazan las oligarquías de la justica nacional, que prefieren que las elites del rubro, dominen esas posiciones de las cortes y juzgados a modo de intereses que la más de las veces –como se ha visto en casos de narcos liberados, leyes bloqueadas, despojos y avalúos irregulares por pare de los togados por todo el país-, no responden a las normas, mandatos y ordenanzas de las leyes.
Y eso, lo sabemos, sin duda, todos los mexicanos.
Hasta tienen su neologismo en spanglish: “aboganster”.
Pero aun con eso en el gremio hay los que se desgarran las vestiduras a favor de la ministra Piña y los togados, y acusan a AMLO de atentar contra la “dama de ojos vendados”, cuando desde los tribunales son los propios juzgadores o juzgadoras, los o las que determinan ya con una de las balanzas cargada.
¿Qué no?
La verdad ahora sí que, los ministros, los magistrados y los jueces, tienen que probar lo contrario, porque el pueblo –se lo ganaron a pulso- no les cree, y por eso no los apoya, y ahí está la votación como testimonio de que desaprobaron su actuar de 2021 a la fecha, y que sus aliados en el legislativo, no alcanzaron por eso la presencia requerida para impedir que la reforma sea posible.
Así que desde el lunes tres de junio todo cambio, el resultado contundente a favor de Claudia, enmudeció a la oposición, a la elite neoliberal, pues el pueblo tomó la decisión política más importante en lo que va del de siglo: la continuidad de la 4T, o más bien su consolidación.
Muy difícilmente habrá en mucho tiempo un personaje de arrastre como Andrés Manuel López Obrador que, si bien presiona sobre temas en los que no es docto, cuenta con muy buena asesoría y mejores colaboradores en su proyecto por la gente, que debería ser el objetivo de todo gobierno en éste mundo, para una vida digna, del trabajador y su familia.
¿Dónde hay socialismo en eso?
Acusaron al tabasqueño de hundir a México, que es parte de la ola socialistoide que afecta a América Latina, y hacen comparaciones estúpidas que ni al caso, mientras en el mundo observan con interés esa combinación del señor López, que si bien propone como una especie de nacionalismo económico, no se cierra al modo Trump –que puede regresar a la Casa Blanca- y permite una flexibilidad económica ya notoria, y eso se traduce en alza en los índices de la IED, la relocalización, divisas, y ganancias compatibles con el país.
Porque se acabaron los tratos, contratos y concesiones leoninas, por eso a la empresa minera de capital chino, Ganfeng Lithium, se le cancelaron todas concesiones relacionadas con el proyecto de una mina de extracción de litio en Sonora, por abusiva.
No más.
También va a ser interesante ver la etapa de transición ahora que se nombra el gabinete legal y ampliado, y conocer la reacción de los dueños del dinero en México por los secretarios nombrados que, al menos en el caso del secretario de hacienda, Rogelio Ramírez de la O, causó beneplácito en las elites del varo, y aunque aún no escucho un nuevo discurso en la presidenta electa, no dudo en que pronto empiece con planteamientos enfocados en la 4T, pero a su modo: el que quiero que sea diferente al de AMLO es el de seguridad.
Se debe fortalecer la tranquilidad social, la libre movilidad, y terminar con el daño a terceros por parte del crimen organizado, sobre todo la extorsión.
Porque en ese rubro de la seguridad pública, la política de don Andrés Manuel López Obrador ha decepcionado, y bueno fuera que se realizara –como es su modo- una encuesta nacional sobre el tema, para ubicar si la gente apoya –para el próximo sexenio- eso de “abrazos no balazos”.