René Delios
El que algún gobierno pague por ocultar una realidad social, o dé a conocer estadísticas infladas de su cobertura social, no quiere decir que ésta sea diferente que, en el caso de Chiapas, aun es de rezagos acumulados a fuerza de una ausencia institucional de sexenios –injustificable-, y que mereció según a una serie de partidas únicas –que fueron falsas- que cada año se anunciaban sin precedentes y nada, pues igual cada año se endeudaba más al estado, ante la falta de recursos para satisfacer la demanda social -¿qué más?- pero que en cada gobierno pasado celebran señalando “el alto compromiso del presidente con Chiapas”, y que en su mayoría se iba en gasto corriente y las tranzas, siendo mínima la cobertura para una entidad que requiere aún mucho de infraestructura básica, para poder intentar siquiera ingresar en la media nacional del desarrollo promedio.
Hay los que apuntan que Chiapas está más cerca del crecimiento turístico, pero en los rubros de aventura o el cultural, porque para lograr algún día contar con un destino de cuatro millones de visitantes como sucede con Antequera, Oaxaca o, uno de playa como Acapulco, Guerrero, con trece millones anuales de visitantes, falta, verdaderamente mucho trabajo en calidad de servicio e imagen, que no son lo mismo.
Dicen los opositores que, mientras haya violencia, el turista no viene, pero Acapulco no puede ser más violento: ya han declarado ese puerto entre las ciudades más violentas del mundo y, la gente de todo ese mundo, sigue llegando.
Así que, la referencia, va al beneficio de la duda.
Para empezar los servicios turísticos en Chiapas son buenos siempre y cuando se hable de tres estrellas para arriba; pero en esos casos en que se va a lo “natural” y peor si es virgen, como sucede en las playas de la costa del estado, los precios son incluso más altos que en Cancún, con una verdadera falta de calidad en lo que se sirve y, nadie lo regula.
Esos viajeros sí que no regresan, si son conocedores de otros lugares que con menos, se disfrutan más.
Se ha dicho que gobernar a Chiapas no es un asunto fácil, no solo por esa presencia de rezagos, sino por una serie de sectores acostumbrados a pervivir del gobierno para todo, porque así fueron acostumbrados, en un paternalismo no social, sino político, que no se dio en otros estados como Jalisco, Nuevo León, Veracruz o la región norte de la nación, y eso ha generado una iniciativa privada fuerte, que en un momento dado disputó al priismo el poder mismo, hasta que desde allá, como otrora vino la Revolución, salió el primer presidente de oposición, con el guanajuatense Vicente Fox.
La iniciativa privada local ya no ve al gobierno estatal como el contratante; mientras menos se trabaje con el gobierno es mejor.
Ya no se puede ver al gobierno como el padre de todo, pues lo mismo hacían las organizaciones sociales, civiles, políticas: las compraban, las callaban a cambio de un varo. Es cierto, el gobierno está para atender la pobreza, poro no vía líderes, no a mantener afectos o contentos a un sector parasitario o adinerado.
Ex cierto: muchas cosas cambiarían en éste país si se dejaran algunos gobernantes de parafernalia y lucimientos estériles: se insiste, el decirlo muchas veces no causa ya el efecto nazi de Goebbels, de repetir la mentira hasta hacerla verdad.
Las personas ya no son manipulables, y ahora sí son conscientes a su movimiento: la información inmediata data la idea; dota de análisis, hay conclusiones en minutos vía redes sociales.
Así que los que buscaron cargos tienen que tener en claro el enorme reto que se tiene enfrente, en especial en nuestro estado, con nuestra gente, a la que hay que apoyar para colocarla en igualdad de oportunidades y condiciones, a los niveles de la media nacional.
Igual que todos.
Sí ya sé que los opositores al gobierno de Rutilio se desgarran las vestiduras despedazando a su administración, pero no se acercan a los números que sustentan avances, solo al amarillismo, el morbo, que no suma, no aporta, solo distorsiona, y eso hasta que se aclaran las cosas: los interesados en Chiapas investigan.
Eso sucede desde tiempo ha: publicado por el Directorio Estadístico Nacional de Unidades Económicas del Inegi, Chiapas empezó a repuntar como destino de inversión, y para junio de 2022, ya se había ubicado en el top de las diez entidades receptoras en México.
Es cierto: una cosa es el número de empresas y otro el capital que manejan en volumen; nada que ver una trasnacional en Nuevo León que una empresa familiar en Chiapas.
Pero hablamos de confianza, de las condiciones que ven los inversionistas locales o nacionales en un punto de venta.
Eso también hay que acrecentar desde Chiapas: la confianza de los grandes inversionistas.