René Delios
Para cambiar a México no sólo se necesitaba romper con las oligarquías del clientelismo que parasitaban el gobierno desde el siglo pasado, sino también con las viejas estructuras de organizaciones de lucha llamadas independientes, que querían ocupar el lugar de las anteriores, serviles al sistema, en una como “ahora nos toca a nosotros” -vía los mismos proyectos sociales-, y como nada más no los complacieron, se inconformaron decepcionados de la 4T, cuando les comunicaron que cada campesino o beneficiario recibiría directamente el varo y no a través de líderes y sus organizaciones.
Les caló que los trataran parejo.
Por eso leemos y escuchamos a tanto líder o dirigente en desacuerdo iracundo contra toda iniciativa de AMLO, la que sea, no importa, el punto es llevarle la contra, incluso por parte de los que, como oposición en su momento, sirvieron de bisagras para justificar los repartos, ellos como beneficiarios sociales, de la benevolencia de los gobiernos pasados a “las clases más desprotegidas”.
Desde luego que todo proyecto de apoyo social sin un plan para que contribuya al crecimiento, es dinero que no produce, y finalmente ese recurso va a parar –directo- a los explotadores de la pobreza, entre ellos el comercio, caro y malo.
Por eso en las pasadas contiendas no hubo necesidad de líderes, de organizaciones campesinas comprometidas con México o Chiapas, según el caso, como tampoco se mostró apoyo a dirigentes de los sectores productivos, sean empresariales, industriales, en una política para muchos cuestionable, menos para el presidente, que igual piensa que se deben de adecuar a los requisitos de México y no al revés.
Hay que recordar que los empresarios del país, se quejaron que había puntos dentro del T-MEC que no eran convenientes para la libre empresa, pero llamó la atención que, las empresas transnacionales no lo hicieron.
Porque están acostumbradas a pagar impuestos, sueldos justos, derechos laborales en otras naciones donde tienen sedes, mientras acá en México siguen con la misma de que la nación se va a pique cuando ya es la décima nación con más inversión extranjera directa, su moneda es estable, y el país se posiciona como nación emergente.
No pasó eso de que se iban a ir las franquicias, de que iba a darse la fuga de capitales, y pues contrariamente, las empresas con la reubicación mundial, están llegando a México, y se espera esa constante en el siguiente sexenio.
¿Qué creen que pase a corto plazo?
Pues que Morena va a mostrar estabilidad política, y más luego de tan contundente elección.
La apertura comercial es una práctica mundial, ciertamente, pero ello no impide el proteccionismo económico, y México ha sido objeto del saqueo neoliberal –esto sin la retórica amlista, conste-, que comprendió la explotación laboral, la negación de derechos laborales –ya no se diga el saqueo energético-, en algo que por derecho tenía y tiene que normalizarse a favor de México y sus nacionales.
¿Y luego?
De lograrse, México pasaría a la lista de países destino, no solo en la inversión, sino también en la migración.
Pero ese es otro tema.