Tubo de ensayo

4/junio/2024

René Delios

 

De mantenerse las tendencias como hasta ayer, resulta que todo el sureste mexicano ya es morenista, que vendría a ser el nuevo dato de la aplanadora que esta siendo Morena, a diez años de su registro ante el INE, pues eso fue un diez de junio de 2014, por lo que ese partido celebrará su década con presidente en funciones y presidenta electa, que testifican contundentemente que, México no se inclina por la derecha.

Y es que lo apunté en varias ocasiones: los medios tradicionales inflaron la imagen de la senadora Gálvez; esa idea creció en la clase media alta, incluso a nivel de desafío: en las encuestas serias no pasaba así pero eso, no se daba a conocer desde esa oposición manipuladora, pero fue información que de siempre supo la abanderada panista, de ahí sus afirmaciones desproporcionadas, hasta acusar a la doctora Sheinbaum de narcocandidata.

 

¿Se va a disculpar esa grosera o se va a quedar con esa imagen de baja estofa?

 

Me doy cuenta que con los triunfos del domingo Morena es gobierno en Mesoamérica: desde Puebla, Veracruz, Oaxaca, Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y hasta Quintana Roo.

Esta zona fue objeto de atención en el sexenio luego de cuarenta años de olvido, y es la parte en dónde aterrizaron los más importantes proyectos del sexenio, empezando por el Tren Maya, la refinería de Dos Bocas, el Interoceánico, la línea K –de la que poco se habla- en la costa de Chiapas, junto con el puente Atirantado de la Concordia, y todos fueron objeto de ataque encarnizado.

 

Pues pese a eso, la gente lo agradeció.

 

La oposición las destacó por inútiles, innecesarias, ostentosas, populacheras, y en ese intento invirtieron cientos de millones de pesos a través de sus medios informativos, en aras de desprestigiar ya no las obras, sino al gobierno y así se pasaron el sexenio.

Imagino a AMLO riendo desde Palacio Nacional: el Sureste Mexicano lo apoya.

Así que la cosa sigue igual: el sector empresarial –que no es popular, ya se vio con la derrota de la empresaria Gálvez- la tiene que resolver por su lado, sin el proteccionismo del gobierno, por lo que debe de dejar de reclamar que solo se apoye a los pobres, que desde luego no quieren estar así: así los dejaron, al garete, sin opciones de desarrollo, incluso incomunicados, sin energía eléctrica, clínica, escuela en demasiadas zonas marginadas en una nación supuestamente rica.

 

¿Y luego?

 

Cierto es también –como dicen desde la oposición- que a los “más necesitados” hay que apoyarlos con objetividad, para ir reduciendo el costoso paternalismo mexicano –pues los programas sociales no son creación de Morena, son herencia del PRI- en la medida en que se vayan ampliando las expectativas de desarrollo, porque a cómo están ahora no han funcionado en medio siglo, esa es la verdad: esa gente se tiene que desarrollar desde sí.

Por eso hay que darles los elementos que no solo debe ser varo directo, sino infraestructura pública y social, que coadyuve en mediano plazo.

Pero siguen en esta discusión bizantina; es un pleito en que las partes se reclaman por un lado el cómo dejaron a la nación, y la otra a dónde la llevan según sin rumbo.

 

Y con esta determinación nacional de la gente ¿Qué?

 

La gente no quiere que la Suprema Corte de Justicia tome determinaciones por el legislativo federal, que el INE siga gastando tanto varo, que la energía eléctrica esté bajo el arbitrio de los extranjeros, y súmele todo lo que la oposición le cuestionó por “comunista” a AMLO: la votación le dio la razón.

 

¿O no?

 

Porque en buena lid no estaba en ¡Va por México! la mejor propuesta; tampoco en “Juntos haremos historia”; unos y otros se descalifican y a la vez, se neutralizan: no tomaría el uno lo mejor del otro para construir un país, solo se confrontan y así no es esto, pues no podemos hablar de dos México; es decir, la expectativa de mercado -que no les dio resultado a los pobres en tres décadas con los neoliberales en el poder- no mejoró la condición social de los menos favorecidos en el país. La económica cupular no aterrizó en pirámide: la riqueza dorada se quedó en la punta.

Igual lo buscado con las reformas del “Pacto por México”: no resultaron, como no resultará el nacionalismo económico –tipo Inglaterra- que van instaurar con la mayoría calificada; la técnica no da resultados como agente igualador, pues en ninguna parte del mundo ha funcionado, ahí están Rusia, Cuba, China: no hay como la iniciativa propia, pues la mejoría, el cómo de la mejor calidad de vida, la decide la persona, no el gobierno.

Ciertamente en México la corrupción distorsionó la política de desarrollo integral y contaminó todos los programas sustentables para el desarrollo humano, pero no quiere decir que éstos no sean la vía; hay que igualar primero las oportunidades, las condiciones de vida en todas las regiones del país.

En México, nación en la que “conservadores” y la llamada 4T se dan con todo, es compleja y diversa, da para mantener cuatro veces su población pero que, a lo largo del siglo pasado y en lo que va de éste, se ha aplicado mal el gobierno, no ha habido justa distribución de la riqueza, y ahí están los números y obvio los resultados: a la gente le gusta esa 4T.

Y así, nuevamente llegamos a una elección en la que millones votaron por Claudia, más que en 2018, cuando compitió AMLO, que es la figura, el protector en la suma de resultados electorales a analizar, pues faltará interpretar si la oposición solo perdió la elección o más presencia, si creció el abstencionismo ¿dónde?, y a qué se debió: pendientes tremendos como la pobreza, la inseguridad -homicidios dolosos, feminicidios- que ahí están, como las secuelas de los conflictos sociales, los agrarios, los políticos y de discriminación disfrazados de usos y costumbres, y demás hipocresías que no se abordan con verdad, y que supuestamente eran bandera de la oposición cuando, son consecuencia de sus malos gobiernos.

Son temas que deslizan o usan a modo, tanto por el gobierno como por la oposición.

Aun con el resultado electoral, no será este sexenio parte aguas en la historia del país. Tampoco el que viene: lo es en lo electoral y ya, en lo social falta mucho trabajo como para poder decir que se esta haciendo justicia, equilibrando el rango de oportunidades, nivelando la calidad de vida.

Y me refiero al modo urbano, porque en el rural la cosa se incrementa a falta de servicios básicos, empezando por la electricidad, agua, drenaje, escuela, clínica, maternidad, que por lo general la gente en población dispersa no tiene.

Ojalá los triunfalismos celebrados, se concreten en el próximo sexenio.