Muy aparte de las referencias a la compleja cuestión migratoria –como en México se hace con la pobreza- que explotan electoralmente en Estados Unidos, aparece que todos los gobiernos conocen esa condición humana en la región, y que no es complejo ubicar como tampoco sus causales.
Ese problema no se termina porque no quieren: ponderan más el rendimiento económico que el beneficio social, y menos ahora con la relocalización, que al cierre de la década ira tomando fuerza, y al parecer se enfocará en México, y como siempre, en el norte del país.
En nuestro país hay de todo, como dicen bien los que se preguntan el porqué, pese a eso, es pobre el cuarenta por ciento de la población, subiendo al setenta en las zonas indígenas.
Ahí están las cifras, los datos, las estadísticas, desde los del Conapo, pasando por el Inegi, hasta llegar a los de la Unesco, y de esa condición se aprovechan muchos políticos para ganar imagen, pero también la delincuencia organizada.
En medio de un mundo violento, en una contienda electoral se utiliza el tema de los migrantes con fines políticos. Como si se tratara de una lacra, un lastre y no es cierto.
Pero si se dan cuestiones también reales como alarmantes, como el hecho de que México solicitara durante la Cuarta Cumbre de Jefes de Policía de Naciones Unidas –en el que también se tocó superficialmente el tema migratorio-, que se establezcan medidas “de prevención de las violencias” y que el organismo mundial “ponga atención en el tráfico internacional de armas de fuego, para que las armadoras paren en su acción de fortalecer a los grupos delictivos”, ya que en México se enfrenta a los cárteles, mientras por debajo de la mesa, dese otras partes, se les ayuda a potenciar su acción violenta vendiéndoles armas.
Y sí, se enojaron en el país vecino por la indirecta bien directa.