Tubo de ensayo

29/mayo/2024

René Delios

 

Sin ser un estratega electoral queda claro que como en el caso de Chiapas en que la oposición apenas tiene presencia, en el país hay 17 estados en dónde Fuerza y Corazón por México apenas tiene aliento, pero la propuesta electoral ha sido inflada más por los medios tradicionales de comunicación, que por contar con la presencia política que se difunde.

 

Desde luego que la oposición mira ganar la presidencia y esa es la idea que se proyectó, descuidando acaso la importancia de los legislativos federales, en la idea grande de que en este país, no se deben de repetir los congresos de mayoría calificada, como sucedió con el PRI por sexenios.

 

La pluralidad de la nación debe de manifestarse en sus legislativos federales y estatales, porque observamos una sumisión al presidente –o al gobernador de que se trate- que, se supone, debió de haber terminado con la llegada de Morena pero no, sigue el institucionalismo a ultranza al presidente, el proteccionismo económico como una idea de nacionalismo, que es lo que propaga la 4T, cuya continuidad asegurada, es lo que mantiene estable al mundo financiero en México.

 

Sí, va a ganar Claudia Sheinbaum, y no apuntado por éste escribidor de bodrios, sino por analistas serios, incluso extranjeros, y que en lo interno podría sustentarse en el resultado de la consulta a estudiantes universitarios de 240 planteles de nivel superior que, por mucho eligieron a la ex jefa de gobierno de la Ciudad de México.

 

El resultado sacudió a la oposición que minimizó el hecho.

 

En 2018 las cosas parecieron distintas, y agradó la idea de que el presidente no iba a ser el poder absoluto, pero de pronto los candidatos –incluyendo AMLO- voltean al congreso federal y pidieron a los ciudadanos que votaran por todos los candidatos de sus misma siglas: el famoso seis de seis.

 

¿Se volverá a repetir la votación de ese año?

 

Igual y no, y se tendría otra vez un congreso difícil para Sheinbaum, con una corte de justicia federal no afín a la 4T y de clara tendencia de derecha, a la que acusan desde el ejecutivo que no es imparcial cuando, el ejecutivo es de izquierda.

 

¿Y luego?

 

Por eso la ministra Piña indica que hay equilibrio de poderes pero, si Morena gana la mayoría calificada, poco queda por hacer y hasta hay la posibilidad de que se reforme el poder judicial, como es la intención de AMLO y que los juzgadores acusan de que quieren acotarlos, cuando el presidente tiene razón en una cosa: la administración de la justicia es corrupta en los dos ámbitos de su competencia, sea en el fuero común como en el fuero federal, y eso lo reseña la gente, y se refleja en la liberación de delincuentes, en fallos amañados e injustos, en despojos infames.

 

Ahí está el largo historial de reseñas.

 

Así que el nuevo legislativo debe ser más discursivo, tratar de responder a los intereses ciudadanos, y no solo impulsar las agendas de sus cúpulas e intereses meta legislativos.

 

En el pasado, el Congreso de la Unión actuaba en ambas cámaras como una oficialía de partes, donde los deseos del Presidente en turno se cumplían al pie de la letra, en una simulación democrática y a veces hasta plural, con sus partidos bisagras al calce.

 

Esperemos que no vuelva a suceder eso, porque se acabaría –otra vez- el debate, aparte de que los artículos de la constitución y su legislatura secundaria, ya deben de quedar determinados, pues cada presidente que entra, reforma la constitución y así no debe ser: insisto que la corrupción como la demagogia no se eliminan por decreto y por ende, tampoco, hay portador de la verdad en las democracias: de ahí la importancia de la pluralidad.

 

Un congreso plural tiene más ajustes, y no ebn los que hay una mayoría calificada, salvo los votantes lo decidan, y así queda aunque el abstencionismo sea alto, el que por cierto, es tema a tratar a partir del lunes 3 de junio, en que empiece el análisis de resultados.