René Delios
Los que se niegan a razonar que México no se resuelve el sexenio que viene -quien gane-, se van a llevar una tremenda decepción.
Hay en la nación 16 millones 800 mil pobres, no solo concentrados en áreas marginadas; abundan en las ciudades, poblados.
¿Saben lo que es eso?
Por eso hay subsidios para la pobreza que aparentan que, se erradica, pues de acuerdo al Coneval se redujo en lo que va del sexenio en un 8.9 por ciento, y eso no había pasado en el siglo: Chiapas el mejor proyectado dentro de esa estadística.
Pero ya sin triunfalismos inmediatistas ¿Cuantos sexenios faltan para erradicarla al promedio actual?
Porque también hay que crear las condiciones estructurales y de comercio para que esa gente sea autónoma y no parasitaria de los programas federales.
A este país ya lo gobernaron el PRI, el PAN y Morena, es decir, centro, derecha e izquierda -o cómo le llamen-, y no se vio mejora sustancial con ninguno de los tres, es decir a lo parejo, en el desarrollo económico, social y humano; ese pueblo pobre no tiene los elementos para proyectarse, y los necesita, empezando por educación, preparación, información, para poder competir, y crecer dentro de un mercado laboral, no que marginado, sin salud, nutrición, vida digna, pues ¿cómo?
Lo contrario se viera: sigue el hambre, el desplazamiento social y una ausencia institucional preocupante que, distorsiona el en ocasiones la tranquilidad social.
Por eso insisto en que la que diga que el próximo sexenio acaba con eso, miente, la pobreza es un lastre y un reto, como la seguridad, que es otro delos grandes pendientes en el país.
Pero ahora estamos en campaña; las referencias, criticas, acusaciones, se llevan los titulares, los análisis concienzudos de quien es la mejor para la nación.
Una cosa es que sea mejor ¿Pero es la solución?
Y es que como la economía, hacer justicia social también es prioritario, es decir, atender los rezagos y la precariedad en millones de mexicanos.
Negarlo ni al caso, pues se desliza una responsabilidad del Estado, protector del pueblo, de sus bienes.
Pero ahí vamos, con rumbo al 2 de junio, especulando, suponiendo, afirmando, como si la panacea esté en el resultado electoral y no, no es así.
Gobernar a México es un reto grande, un compromiso nacional, de sus sectores, de sus actores, y va a ser difícil coincidir, y más si gana Morena y aliados la presidencia, ante la polarización que ambos grupos de poder han demostrado a lo largo del sexenio.
¿Hacia dónde lleva eso?
Quien está en el poder debe hacer lo necesario para beneficiar, y esto no significa afectar a terceros. Para eso existe la planeación, los acuerdos.
A ver si quien gane logra eso.