Tubo de ensayo

13/mayo/2024

René Delios

 

En el tablero, las cifras de demandas y rezagos sociales en Chiapas son un gran reto: exigen los presupuestos de sexenios para erradicar la pobreza y el bajo desarrollo humano, y colocar a la entidad dentro de la media nacional de competencia en muchos ordenes, y en esto debe registrase la comprometida participación de la Iniciativa Privada, que es muy necesaria, y ojalá llegara a comparación con los números de otras entidades del sureste mexicano, incluso vecinas, como Veracruz o Tabasco.

 

Se suponía que el siglo XXI era el de Chiapas, pero a casi un cuarto del siglo no se ve así: la cosa fue al revés, pues luego de que Pablo Salazar dejó en ceros las deudas del estado, en las siguientes dos administraciones la volvieron a endeudar con altos interés anual, y es la fecha en que no se tiene en claro en qué se gastaron tantos miles de millones de pesos –que han de estar justificados, pues no los llamaron a cuentas-, e incluso quedó pendiente la conclusión del puente atirantado y hubo de pasar casi un sexenio completo para darle fin, y eso con la directa participación del gobierno federal.

 

Pero eso no es privativo de Chiapas: casos de obras inconclusas hay en todas las entidades del país, y ya se ha hablado varias veces en que hay que regular jurídicamente las determinaciones de los gobernadores, pues por ejemplo, en la capital de Chiapas hay un estadio de futbol y un lienzo charro que no se usan para lo que fueron construidos, o sea que no eran ni necesarios ni importantes para contribuir con el desarrollo de Chiapas. Son, elefantes blancos que se usan para conciertos, no para el balón pie o el jaripeo; ambos se construyeron en éste siglo.

 

¿Cómo hacer para que no perjudiquen así al erario público o comprometan presupuestos futuros con deudas acumuladas?

 

Está difícil, pues los que pueden regular eso caen en la ignominia y aprueban todo lo que le manden desde palacio, al modo de siempre del sistema que, aun se diga que no en la 4T, es la misma institucionalidad a ultranza de parte de los legisladores –y más los locales- que no pueden imponer un criterio distinto al presidencial, en la idea de que ningún mandatario es portador de la verdad, y la cosa es que no se le puede contradecir, y así se autorizaron deudas.

 

Y es que es claro que las deudas enormes de Chiapas a la banca o acreedor de que se trate, no fue baja.

 

De acuerdo a la información, el global andaba en 2022 sobre los 19 mil millones de pesos, y no hay planes de endeudamiento adicional de corto ni de largo plazo, aparte de que los compromisos se cumplen y para 2023, Chiapas fue de las entidades que registraron mayor caída de su deuda con 1.8, como muestra de que hay liquidez y rendimiento “cuando se usan con transparencia los recursos”.

 

Y con planeación no con autoritarismo.

 

Impera el que ya no se debe permitir que una entidad –la que se trate- se endeude sin que se conozca el para qué, porque la pregunta sigue en pie: ¿En qué se gastó tanto varo?

 

Eso aparte de que en cada administración se deben rendir cuentas, y no faltan los desfalcos o sobre gastos, desvío de fondos o burdo robo al erario por parte de funcionarios y también los presidentes municipales.

 

Y es que de siempre nos andamos por las cúpulas -ahora las campañas proselitistas- y no miramos a la administración municipal como otra vía para detener la corrupción, por lo que el municipio debe mejorar o crear su Sistema Municipal Anticorrupción -que es como una contraloría-, que no es mala idea pero como que ya no se menciona tanto, igual porque ya no se autorizan como antes las cuentas públicas municipales con desvíos, usufructos, facturas infladas, a las que le daban visto bueno desde el órgano de fiscalización de los congresos, aún los excesos.

Si esa acción autónoma se mantiene, el ganón será el pueblo: sí desde los congresos locales dejan pasar abusos, pues no.

 

¿El punto es cómo se coordinarán las instituciones de diversos niveles de gobierno, encargadas de combatir la corrupción?

 

La federación no puede intervenir en estados y municipios salvo denuncia expresa de la Secretaría de la Función Pública a la Fiscalía General de la República, sobre el mal uso de dineros federales, o la denuncia sea de parte de la Auditoria Superior de la Federación, que es el órgano auditor de la cámara federal de legisladores, que por lo general no mira hasta allá abajo, hasta los ayuntamientos -células de la federación-, en la banqueta de la administración pública, pues la mayoría no son autónomos.

 

Este año no solo se renueva la presidencia de la República y nueve administraciones estatales, sino que también el mando de mil 808 ayuntamientos, los cuales también deben rendir cuentas de final de administración.

 

Luego de eso vienen las evaluaciones de desarrollo, población, calidad de vida, y demás parafernalia técnica por parte del INEGI, CONAPO, y similares, para decirnos cómo es qué vamos entidad por entidad, capacidad crediticia, desarrollo humano, y así, hasta que se saben los datos municipio por municipio dentro de la media nacional.

 

¿Crecerá Chiapas de manera importante en el sexenio?

 

Los reportes dicen que sí, que la pobreza se redujo -por primera vez en el siglo- de manera importante, la infraestructura municipal y estatal mejoró sustancialmente, y desde luego, también se reflejan los pendientes, los rezagos, que son los que más destaca el morbo mediático en que se ha caído en los últimos años, en que destacan las circunstancias en que están bajo el gobierno de la 4T, pero no el origen que les dio causal con gobiernos del PRI, el PAN y el PRD, y que en el caso de Chiapas tiene mucho que ver con la irresponsabilidad con el que sus recursos han sido administrados, sin que se hicieran cuentas claras.

 

Hoy todo -desde ahora- debe ser auditado, evaluado y calificado, para que no se repitan más los saqueos.