Tubo de ensayo

3/mayo/2024

 

René Delios

 

Es la libertad de expresión la premisa que anima a que tanto en lo nacional como local, la ciudadanía externe su sentir en las redes sociales, aun sin el conocimiento pleno del tema de que se trate, y cayendo la más de las veces en desventuradas observaciones y opiniones que lamentablemente se extienden o replican en esa línea de información desvirtuando la realidad.

 

La otro es que en redes sociales lo que crece en un día se desvanece en el otro, y así se van las versiones contaminando la óptica pública, al grado tal que algunas merecen desmentidos del gobierno y hasta del propio presidente de la República, pues según él, no puede gobernar desde la utopía o el engaño.

 

Pero es parte del juego político de México: polemizar, sea por la mejoría económica popular o el crecimiento anual del PIB, o que no arranca aún al cien Dos Bocas o el Tren Maya, o de plano que los conservadores están financiados por agencias del gobierno gringo, entre tanta cosas viejas y recientes que son mero chisme. Pero nuestro México así es, desde hace tiempo, y todo deriva de su mala calidad para ejercer la política, sin valorar que se tiene que enriquecer esa cultura pública en el país, y eso solo puede ser con educación, lo que con el tiempo generará buenos representantes populares y gobernantes.

 

Pero como carecemos de eso –y abundan los ejemplos en las cámaras federales y estatales-, tenemos que la gran mayoría en los legislativos son ignaros.

 

Pero esa es otra vaina.

 

Cada que hay elecciones aparecen nuevas ofertas desde los partidos que ofrecen propuestas electorales distintas, “ahora sí democrática, en la que tu opinión sí vale”, y cosas ridículas como esas, según para renovar la cultura política en México, y hay ahora los que de plano dicen que hasta “salvar” a México de Morena, pese a que hoy, ese partido gobierna 22 entidades federativas y el gobierno de la 4T tiene el 60 por ciento de aceptación, es decir, si fueran hoy, no le ganan la elección.

 

Y solo falta un mes para la votación.

 

Pero regresando al tema de la fugaz vida del chisme en las redes, y porque apenas fue hace unos a unos días ¿Importa hoy quién ganó el último debate presidencial?

 

Fue llamarada de dos días a lo más; a nadie ya le interesa la resultante, el análisis que se desprendió de eso: no le importa al respetable que –como nunca dice el INE- lo vio y por esa resultante grosera como gris en las redes en contra de las dos damas y Máynez ¿Atrajo audiencia más por morbo que por interés?

 

Hoy ya no es tema, aunque para los especialistas serios –no los parciales-, ese debate no lo ganó nadie, pues fue más la crítica y los descalificativos, que las propuestas posibles para situaciones difíciles como la pobreza y la inseguridad, flagelos que atentan seriamente a México, y que en algún momento se cruzan y hasta se funden, cuando generan vandalismo y hasta son el origen del reclutamiento de jóvenes pobres por parte del crimen organizado.

 

No, de eso nada se dijo: todo superficial y de entre ellas dos va a salir –no hay de otra- la que va a gobernar a México.

 

Las señoras son reflejo de la confrontación en la nación; no hubo tal debate y solo es de formato, porque de contenidos, ni al caso; lo fuera si la resultante de estos se reflejara en el comportamiento de las campañas mismas, pero no cambió ni el discurso ni –insisto-, el formato proselitista, basado en una crítica incluso soez, sobre todo en las redes sociales, vías a las que los candidatos le tienen más fe de la debida.

 

Véalo usted mismo el cómo parte a México, lo confrontan y a la vez, lo difieren.

 

Es lamentable porque no hay dos México, como tampoco –ya basta, neta- se puede estar reinventando al país cada sexenio.